Buscar...

lunes, 25 de agosto de 2014

Matutina de Jóvenes: Agosto 25, 2014

La viuda


En seguida la mujer dejó a Eliseo y se fue. Luego se encerró con sus hijos y empezó a llenar las vasijas que ellos le pasaban. 2 Reyes 4:5.



La viuda sabía exactamente a quién ir en el momento de dificultades. Ella no pierde tiempo gastando explicaciones con personas que no tenían ninguna solución. Actuando sabiamente, va directamente a la Fuente de todas las soluciones. Dios no es solo salvación para tus temas espirituales, él está interesado en todos los aspectos de tu vida.

Cuando la viuda le explica que lo único que tiene en su casa es un poco de aceite, Dios organiza –en las palabras del profeta– el milagro con lo que ella tiene. ¿Sabes? Dios usa lo que tú le ofreces. Si lo único que tienes es un poco de aceite, él lo va a usar. Cuando Moisés le dijo que lo único que tenía era una vara, Dios la usó. Él no va a pedirte que le entregues algo que no tienes. Un poco de aceite, en las manos de Dios, era suficiente para solucionar el problema económico y vital de la familia.

La orden de Eliseo fue que buscaran todas las vasijas que pudieran. El milagro tendrá el tamaño de tu compromiso. No puedes esperar que Dios llene más vasijas que las que tú le pones a disposición. Si los hijos de la viuda se hubieran aburrido, cansado, desanimado a mitad de camino, el milagro hubiera quedado –también– a mitad de camino. El milagro es divino, los instrumentos son humanos. Siempre los límites son puestos por los últimos, porque Dios no tiene límites.

Cuando los muchachos le dijeron que no había más vasijas, el aceite terminó. Las bendiciones divinas nunca terminan antes que los recipientes humanos.

Recuerda, tú eres tu propio límite para el poder divino en tu vida. Si hubiera habido más vasijas, sin duda alguna habría habido más aceite. Hasta que tu vida no esté rebozando, Dios no desea terminar de santificarte.

La viuda nos enseña que hay una sola solución válida y total para todos los problemas de nuestra vida; solución que llega hasta donde nuestra obediencia se lo permite.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario