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martes, 12 de agosto de 2014

Matutina de Adultos: Agosto 12, 2014

Rostros viejos: les vuelvo a presentar a Urías Smith


Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mateo 11:29.



En 1888, Urías Smith, el cómplice de Butler en el poder, había sido secretario de la Asociación General durante todos los años desde 1863, salvo durante tres años. Más allá de eso, Smith había estado relacionado con la revista semioficial del adventismo (la Review and Herald) desde la década de 1850, y para 1888 había trabajado por casi 25 años como jefe editorial.

Además, era la autoridad incomparable sobre interpretación profética. Su Thoughts on Daniel and the Revelation [Pensamientos sobre Daniel y el Apocalipsis] era un éxito de ventas adventista, tanto entre los miembros de iglesia como entre los que no lo eran. Uno de los periódicos de Minneápolis-St. Paul señaló, al anunciar su llegada para las reuniones de 1888, que “el pastor Urías Smith [...] tiene la reputación de ser uno de los redactores y oradores más capaces del congreso; y además es un profundo erudito”.

Al igual que Butler, Smith se consideraba guardián de la ortodoxia de la iglesia. Enunció en forma sucinta su política editorial con relación a algunas de las nuevas ideas de A. T. Jones en 1892: “Luego de años de estudio y de observación en la obra, me he decidido por determinados principios, y no estoy preparado para tropezar por sugerencia de cada novicio”. Sin duda, esa había sido su postura frente a la “nueva teología” de Jones y Waggoner en 1888. Ni Smith ni Butler tenían la mínima inclinación a “tropezar” frente a las enseñanzas de los hombres, más jóvenes, de California; de hecho, resultó ser exactamente lo contrario.

Como hemos visto, ciertas características de Jones y de Waggoner no facilitaron las cosas. Elena de White les escribió una carta a comienzos de 1887, tratando de bajar el tono a su agresividad: “Al pastor [J. H.] Waggoner”, dijo, “le encantaban las discusiones y las polémicas. Temo que E. J. [Waggoner] haya cultivado ese mismo amor. Ahora necesitamos una religión bien humilde. E. J. W. necesita humildad, mansedumbre; y la influencia del hermano Jones puede hacer mucho bien si constantemente cultiva la piedad práctica” (Carta 37, 1887).

¿No es que todos necesitamos humildad? Una cosa es cantarle al Señor que nos haga humildes y mansos. Pero, otra totalmente diferente es aceptar el don.

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