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martes, 12 de agosto de 2014

Matutina de Menores: Agosto 12, 2014

EL HOMBRE HORMIGA


«Anda a ver a la hormiga, perezoso; fíjate en lo que hace, y aprende la lección: aunque no tiene quien la mande ni quien le diga lo que ha de hacer, asegura su comida en el verano, la almacena durante la cosecha» (Proverbios 6: 6-8).



¿Te imaginas pasar días enteros observando una colonia de hormigas? Eso es lo que hace el Dr. Jim Mclver, profesor de la Universidad de Oregón. Algunos lo llaman «el hombre hormiga», otros dicen que casi parece un in­secto. Como ves, él se toma muy en serio el texto de hoy. Dedica la mayor parte de su tiempo a estudiar a las hormigas. No estudia su fisiología, ya que la ciencia la conoce desde hace mucho; estudia su conducta, la forma en que interactúan, cómo funcionan sus colonias.

Observar a las hormigas es más complicado de lo que parece. Para em­pezar, ¿cómo se puede diferenciar una hormiga de otra? Para los seres hu­manos, incluyendo a Jim, las hormigas son todas iguales. Para observar el pro­greso de algunas, él les adhiere con pegamento un pequeño disco en el abdo­men. Intentó usar esmalte de uñas, pero a las hormigas no les gustaba y se lo quitaban lo más rápido posible. Para etiquetar a sus hormigas, Jim ha viajado a lugares como Australia.

El ha aprendido que las hormigas pueden construir inmensas estructuras sin nadie que les diga qué hacer, o cómo hacerlo, como afirma la Biblia. Al igual que la gente, las hormigas conocen la forma de actuar apropiadamen­te, como resultado de comportamientos adquiridos y tendencias heredadas. No existen hormigas perezosas en las colonias; cada una tiene un reducido campo de acción en el que se desempeña según sea necesario, sin que nadie se lo diga.

Mclver ha descubierto que las hormigas jóvenes son muy impresiona­bles, Las jóvenes pueden ser adiestradas con facilidad para modificar su comportamiento, pero las de mayor edad se resisten a los cambios, incluso para salvar su vida. Conozco algunos jóvenes que son así: fuman, beben y consumen drogas sabiendo que eso los matará. Triste ¿verdad? Es otra lec­ción que aprendo de las hormigas.

Diviértete hoy. Aprovecha el consejo de Salomón y ¡estudia las hormi­gas! Piensa qué enseñanzas puedes obtener de esas pequeñas criaturas.

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