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jueves, 26 de septiembre de 2019

Matutina de Jovenes :Septiembre 27, 2019

VIDA


Jehová le dijo: «Ve, vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco. Llegarás y ungirás a Hazael como rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi lo ungirás como rey de Israel, y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, lo ungirás como profeta para que ocupe tu lugar». 1 Reyes 19:15, 16 (RV95).


Elías quería morirse y no hallaba cómo. Presa de agotamiento, pánico y depresión, clamó al Dador de la vida, para que se la quitara. Dios respondió enviando a un ángel que le diera de comer, y lo puso a dormir. Luego se manifestó a él de la manera más tierna y compasiva, mediante un silbo apacible. En aquella cueva del desierto, donde las alimañas le disputaban un lugar, Elías fue restaurado. Y Dios lo mandó de regreso, a realizar tres tareas: reorganizar el sistema educativo de Israel, nombrar a los nuevos reyes de Israel y Siria, y ungir a Eliseo como sucesor suyo.

Tal vez tú te rindes hoy bajo el peso de la aflicción, la amargura de una pérdida, o el fastidio de no sentirte a gusto contigo mismo, y quisieras morirte. Clama a Jesús, dile lo que sientes, lo que piensas, lo que te duele, lo que te amarga la existencia y te lacera el alma. Dios te contestará, en realidad ya te contestó. «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mat. 11:28). La fórmula no falla: «Hallaréis descanso para vuestras almas» (vers. 29).

Cuando pensemos que ya hicimos todo en la vida, y que lo hicimos mal, no cedamos a tal sentimiento de fracaso. Elías había realizado una revolución espiritual para librar a Israel de la idolatría, ¡Y tuvo éxito! Junto con Dios venció a los profetas paganos, pero ya no se acordaba.

A toda revolución corresponde una reforma. Los pueblos que no se reforman frustran sus revoluciones. Elías pidió la muerte, sin saber que sus mejores días estaban por venir. Encabezó una reforma en Israel. Cuando la depresión ataque, no te des por vencido. Tus mejores días pueden estar en el futuro. Como Elías, déjate conducir por Dios. Él lo sabe todo, y tiene los mejores planes para ti.

¡Gloriosa paradoja! Mientras Elías pedía la muerte, los querubines celestes le sacaban brillo al carro de gloria para venir por él. Mientras lloras y te aborreces, Cristo se prepara para venir por ti y llevarte al cielo.

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