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lunes, 29 de abril de 2019

Matunita de Adultos: Abril 29, 2019

Oración al borde del abismo


¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra   mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Salmo 3:1, 2.


Siempre una lágrima de dolor tiene un origen más profundo que una sonrisa. Pero la desesperación hunde sus raíces en el abismo. Muchas veces, la vida nos desespera, y no sabemos adónde ir, no vemos la salida.


Muchas pueden ser las causas de tu aflicción: ¿Estás enfermo? ¿Perdiste el trabajo? ¿Te acabas de divorciar? ¿Hay gente que intenta destruirte? Aun esa historia de ausencias y de necesidades insatisfechas, que quizá arrastres desde tu infancia, puede empujarte secretamente al abismo de la desesperación. Casi todos vivimos en una silenciosa desesperación.
¿Qué hacer cuando creemos que no hay salida? Encerrado por candados de desesperanza, la única solución de David fue exponerle a su Señor cuál era su situación. Y desafiarlo: «Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación». Como si le dijera a Dios: «Demuéstrales por medio de mí que eres poderoso para salvar»
David no desesperó ante la aflicción, porque había experimentado el poder de Dios: «Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo» (vers. 4). ¡Qué bella seguridad! Si clamamos a Dios, él nos responderá desde las alturas en la llanura de nuestra cotidiana desesperación.
David continúa: «Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba» (vers. 5). Cuando descansamos en Dios, huyen los fantasmas nocturnos que se disfrazan de ansiedad y recuerdos insoportables. No hay seguridad de este lado de la tumba; por eso, nada es más bello en este mundo
que la seguridad de que Dios nos concede su compañía de día y de noche.
La desesperación te dice: «Corre. Haz algo, No sé qué, pero haz algo. Y pronto». La angustia te dice: «No hagas nada. No puedes hacer nada». La fe te dice: «Confía en Dios. Él hará en su momento lo que tú no puedes hacer». ¡La oración es tu arma más poderosa! Te da visión cuando el camino se oscurece. Con ella, bendices a quienes están enfrentando adversidades. Eres bendecido por la oración de los que te aman. Y por tu oración bendices al mundo.
Oración: Señor, gracias porque día y noche estás a mi lado. 125

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