¿Por qué ponemos caras feas cuando huele mal?
«Si estás cargado de pecado, aléjalo de ti; no des lugar en tu casa a la maldad». Job 11: 14).
Pureza de carácter
Cuando pasas por delante de una pescadería, o cerca del basurero de tu ciudad, ¿qué cara pones? ¿Sonríes, respiras hondo y disfrutas el momento? cara ¿O fea más (o dos), bien te todo llevas lo la mano a Ya imagino que pones una la nariz y te largas lo más rápido que te dan los pies. ¿Sabes por qué pasa eso? Porque la información exterior, en este caso el mal olor, llega rápidamente a tu cerebro, y este reacciona enviando sensaciones de desagrado a tu cuerpo. Después, tu cuerpo lo expresa por medio de gestos.
Piensa en las palabras «podrido» o «nauseabundo»; ¿qué sensación te viene a la mente? Desagradable, ¿verdad? A todo el mundo le desagradan los malos olores. ¿Recuerdas la historia de las plagas de Egipto que narra la Biblia en Éxodo? Pues pasaba algo similar. El río Nilo apestaba por la gran cantidad de ranas muertas que flotaban en sus aguas; fuera del agua, el ganado moría, y sus cuerpos se descomponían sobre el pasto, imagínate la peste; molestos mosquitos zumbaban por todas partes y las moscas rondaban sin parar. Con cada plaga que recibía Egipto, más caras desagradables hacía la gente. Pero el faraón seguía resistiéndose, hasta que, en la última plaga, cuando murió su hijo, dejó ir al pueblo de Israel.
Así como huimos de las cosas que huelen mal y que nos desagradan, deberíamos huir del pecado lo más lejos posible. Debemos escapar de lo que desagrada a Dios. «Si estás cargado de pecado, aléjalo de ti; no des lugar en tu casa a la maldad» Job 11: 14).
Desafío: Huele un olor que no te agrada durante cinco segundos y después aléjate rápido.
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