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lunes, 9 de julio de 2018

Matutina de Jovenes: Julio 9, 2018

¡Sal!


«Entonces Pedro le respondió: “Señor, si eres tú, ordena que yo vaya hasta ti sobre el agua”. “Ven”, dijo Jesús. Pedro entonces bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Jesús». Mateo 14: 28-29


TERMINÉ MI CARRERA UNIVERSITARIA gracias a varios préstamos estudiantiles y cuando completé los estudios comencé a saldar mis deudas. Sin embargo, algunas situaciones personales afectaron la cantidad de dinero que podía pagar cada mes. A raíz de eso, empecé a acumular deudas que parecían crecer cada vez más. Oré fervientemente, colocando mi situación en manos de Dios, pero la respuesta no parecía llegar. Las cosas siguieron empeorando hasta el punto en que tuve que tomar la decisión de pagar el mínimo, mientras esperaba a que el Señor me diera una solución.


 
La respuesta no llegó ni en el momento ni en la hora que yo esperaba. Gracias a la insistencia de una compañera, empecé a enviar solicitudes para trabajar en el extranjero. Dos años después me llamaron para entrevistarme y recibí una’ oferta de trabajo. En menos de un mes dejé atrás todo lo que había conocido. Dios podía haberme dado una solución cerca de casa, pero me llamó a salir de mi «zona de confort» para enseñarme a dejarlo absolutamente todo en sus manos y, de esa manera, poder crecer espiritualmente.

Al abandonar la seguridad de mi familia y mis amigos, tuve que desarrollar mecanismos de supervivencia y aprender a valerme por mí misma. Gracias a Dios, esto me llevó a pasar más tiempo con el Señor y a buscar su dirección.

Dios siempre llega a tiempo y utiliza nuestros problemas para moldear nuestro carácter de manera que podamos reflejar su imagen. A veces nos llama a dar un salto de fe, como el que le pidió a Abraham cuando le dijo que saliera de Ur de los caldeos. Al abandonar la vida que había conocido, encontré una vida mejor, y viví una experiencia más plena en Cristo cuando dependí por completo de él.

El Señor desea que todos vivamos esta experiencia, pero para ello debemos salir de nuestra «zona de confort» y confiar en que él estará a nuestro lado.

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