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lunes, 9 de julio de 2018

Matutina de Adultos: Julio 9, 2018

La pasión del hombre


«Cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna». Mateo 19: 29


AYER DIJIMOS QUE EL ENTUSIASMO ES FUERZA, ganas y un deseo ferviente. El entusiasmo es necesario porque es la energía que mueve la fe para que alcance la meta, el cumplimiento de las promesas de Dios en nuestras vidas. Hay deseos negativos y positivos que debemos aprender a identificar. Como cristianos, hemos de cultivar deseos positivos, sentimientos profundos de amor a Dios, porque él nos amó primero.

Elías era un hombre que amaba a Dios. Él anhelaba de corazón que el pueblo de Israel se volviera a su Creador. Deseaba que se convirtieran, que derribaran los altares de los dioses falsos y retomaran la adoración del Dios verdadero. Tenía el deseo fervoroso de que el pueblo confiara en Jehová. A fin de que el pueblo entendiera quién era el Dios verdadero y que él era un profeta del Señor, Elías oró para que no lloviera. Dios lo escuchó y cerró las ventanas de los cielos hasta que el profeta considerara que el pueblo estaba listo para recibir la bendición.

El entusiasmo de Elías lo llevó a desafiar a los profetas de Baal, diciéndoles que solamente el verdadero Dios respondería con fuego para el sacrificio que habían preparado. Luego, se dirigió nuevamente al Señor. Estaba seguro de que, al ser testigo de sus maravillas, el pueblo creería nuevamente, se arrepentiría y se volvería a Dios.

Durante la reforma del siglo XVI, hubo un personaje muy promisorio para Dios y la sociedad. Zuinglio tenía dones especiales. A los trece años ya era un gran orador, escritor y un genio para la música y la poesía. Estudió en el monasterio de Berna, Suiza, y llegó a ser presbítero y doctor en teología. Sin embargo, Dios tenía una misión para él: consolidar la Reforma. Luego de haber leído a Erasmo de Róterdam, concluyó que muchas de las doctrinas de la iglesia estaban en contradicción con las enseñanzas bíblicas. Así que Zuinglio decidió impulsar la Reforma y la predicación del evangelio. Quienes escuchaban a Zuinglio, afirmaban: ] es un predicador de verdad! Él será nuestro Moisés, para sacarnos de las tinieblas de Egipto» (El conflicto de los siglos, cap. 9, p. 163).

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