Buscar...

martes, 29 de mayo de 2018

Matutina de Damas : Mayo 29, 2018

Nuestro Dios realista


“Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos «o de tu corazón” (Sal 37:4),


En el transcurso de una semana, Dios no solo contestó a mi oración, sino que también me mostró que me ama y que se preocupa incluso por los aspectos más minúsculos de mi vida.

Mi hijo de diecisiete años se estaba preparando para una fiesta de gala organizada por el colegio y quería comprar una camisa nueva. Salió de compras con sus amigos y, en un negocio de una marca muy cara, encontró una camisa que le gustó mucho. Costaba $ 80, y se la compró. Cuando llegó a casa y me mostró la camisa, contándome cuánto había pagado por ella, me sorprendí. Le expliqué que los negocios caros venden ropas muy costosas, y le dije que definitivamente obtendría mucho más por su dinero en una tienda de menos lujo. Así que decidimos devolver la camisa cara y ver si podía encontrar una que le gustara por menos dinero.

Al día siguiente, me pidió que saliera de compras con él. Siempre oramos antes de encender el auto. Ese día, oramos a fin de que Dios nos ayudara a encontrar una camisa más barata. En la primera tienda a la que entramos, nos atendió una vendedora muy amable, que nos ayudó a encontrar una camisa que estaba de oferta. Como el precio era muy bueno, mi hijo eligió otra camisa más y un par de corbatas. Cuando fuimos a la caja a pagar, nos sorprendimos gratamente al ver que la vendedora descontaba un 15% más de cada ítem. iMi hijo estaba encantado cuando se dio cuenta de que, por $ 78, había comprado dos camisas y dos corbatas que hacían juego! Este incidente fortaleció nuestra fe. Cuando confiamos en Dios, él nos bendice con mucho más de lo que esperamos.

Unos días después, fui a un negocio. Luego de pagar por mis compras con una tarjeta de crédito, tomé mis dos bolsas y, estaba a punto de marcharme, cuando la mujer que estaba a mi lado me recordó que había dejado mi tarjetero sobre el mostrador. ¡Me sentí tan agradecida de que me lo hubiese dicho! Si lo olvidaba, cualquiera podría haberlo tomado y usado todas mis tarjetas de crédito. Mi Dios fue tan bondadoso que se aseguró de que una persona honesta estuviera parada a mi lado. Llegué a casa regocijándome. Alabo a Dios cada día por las diversas maneras en que demuestra su amor por nosotros.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario