Buscar...

lunes, 7 de mayo de 2018

Matutina de Adultos : Mayo 7, 2018

El poder del evangelio


«Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego». Romanos l: 16, RV60


PABLO VEÍA ILÓGICO avergonzarse de algo que transformaba la vida y traía salvación a las personas; y es que el evangelio en el cual creemos es un evangelio de poder, por lo que nuestra prioridad debe ser conocerlo. Sin embargo, ese conocimiento debe ser más que teórico. En Tesalonicenses, Pablo dice que el evangelio no solo nos llegó en palabras, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre de fe.

Además, debemos creer en él, es decir, tener la confianza de que, por medio del evangelio, seremos salvos. Tenemos el ejemplo de Felipe, que instó al eunuco a creer de todo corazón para ser salvo (Hechos 8:37). Cuando creemos, le entregamos todo a Dios: nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestros tesoros. Nada queda oculto ante su vista y, cuando creemos, el gozo del evangelio inunda nuestro ser.


 
Finalmente, debemos proclamarlo. Si el evangelio habita en nuestro corazón, cada palabra y acción estarán teñidas por él, y se convertirán en un testimonio vivo para los demás. No podemos quedarnos callados; debemos proclamar que Cristo nos ha salvado y que ahora somos felices en él.

El propósito del evangelio es revelar la justicia de Dios que, a su vez, se revela por medio de la fe, y para la fe. También muestra el carácter de Dios, que es amor, su santidad como camino en el que jamás podemos extraviarnos, su gracia y, sobre todo, revela la paz.

Gilberto estaba perdido en los vicios del pecado. Cada día, después del trabajo, pasaba por la cantina y llegaba ebrio a casa. Se peleaba con su esposa, sus hijos e incluso con los vecinos. Era un mal ejemplo en su comunidad; pero un día, llegó a sus manos una Biblia. El Espíritu Santo lo impulsó a leerla y descubrió el evangelio que trae paz y salvación. Sintió la necesidad de visitar una iglesia; invitó también a su familia y todos comenzaron a asistir. Después de tomar estudios bíblicos, se bautizaron y hoy son una familia feliz, con la esperanza de ser salvos en Cristo Jesús. Ese es el poder del evangelio. Que ese poder actúe hoy en nuestro corazón.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario