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jueves, 29 de marzo de 2018

Matutina de Adultos : Marzo 29, 2018

Firmes como cedros


«Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán». salmo 92: 13


EL CEDRO DEL LÍBANO, MENCIONADO EN EL SALMO 92, crece en las zonas montañosas de la región mediterránea, desde Turquía y el Líbano hasta Marruecos. Es el árbol nacional del Líbano y aparece como símbolo en la bandera de ese país. Al Líbano se lo conoce como el país de los cedros. Aunque existe una gran variedad de ellos, tienen características especiales: es una madera muy fina, que se utilizó, por ejemplo, para la construcción del primer templo de Jerusalén. Son árboles que crecen entre 25 y 50 metros de altura, y permanecen hasta dos mil años. Tienen la cualidad de ahuyentar insectos y gusanos. Bajo techo, es una madera muy resistente.

En el Antiguo Testamento, Israel es comparado a un cedro majestuoso, una de las figuras más hermosas de la Biblia. «El cedro del Líbano era honrado por todos los pueblos del Oriente. El género de árboles al que pertenece se encuentra dondequiera que el hombre haya ido, por toda la tierra. Florecen desde las regiones árticas hasta las zonas tropicales, y si bien gozan del calor, saben arrostrar el frío; brotan exuberantes en las orillas de los ríos, y no obstante, se elevan majestuosamente sobre el páramo árido y sediento. Clavan sus raíces profundamente entre las rocas de las montañas y audazmente desafían la tempestad..Sus hojas se mantienen frescas y verdes cuando todo lo demás ha perecido bajo el soplo del invierno. Sobre todos los demás árboles, el cedro del Líbano se distingue por su fuerza, su firmeza, su vigor perdurable; y se lo usa como símbolo de aquellos cuya vida “está escondida con Cristo en Dios»» (Patriarcas• y profetas, pág. 425).

Como el cedro del Líbano, el creyente implanta profundamente sus raíces en Cristo y su Palabra y, cuando se desata la fiera tempestad, permanece firme, sostenido por el brazo poderoso del que no ha perdido una sola batalla. No crece en una tierra blanda y superficial, sino que está cimentado en la Roca de los siglos. De la misma manera en que el aroma de la madera de cedro perfumó el palacio del rey David y el interior del templo de Jerusalén, la vida del creyente despide el aroma perfumado del evangelio de Cristo, capaz de conducir a las almas a los pies de la cruz.

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