Buscar...

viernes, 4 de agosto de 2017

Matutina de Menores : Agosto 4, 2017

CAMBIATE DE ROPA


Saquen todos los dioses extraños que hay entre ustedes, báñense y cámbiense de ropa”. Génesisi. 35:2.


Si gusta ponerte ropa nueva? ¡A mí me fascina! Me hace muy feliz renovar mi vestuario. Mi esposo dice que cuando una mujer dice “No tengo nada que ponerme”, en realidad significa “No tengo nada nuevo que ponerme”; y cuando un hombre dice “No tengo nada que ponerme” en realidad significa “No tengo nada limpio que ponerme”. Esto quiere decir que a las mujeres nos gusta mucho estrenar ropa. Pero ¿sabías que los animales también cambian de ropa?

Algunos mamíferos cambian su pelaje por otro nuevo; las serpientes mudan su piel por completo, por eso a veces podemos ver en el campo piel de serpiente, pues es la que dejó, para tener ahora una “ropa” completamente nueva. Algunos crustáceos también cambian su caparazón, porque si pasaran toda su vida con el mismo no podrían crecer. Las aves cambian constantemente sus plumas por otras nuevas; claro que nunca quedan totalmente sin plumas, sino que las cambian de manera gradual, es decir, lenta pero continuamente.

De hecho, cuando se ven muy peladas, algunas aves evitan aparecer en público, y se esconden en un lugar apartado hasta que les crecen de nuevo las plumas.
Nosotros también contamos con sistemas de renovación en nuestro cuerpo. Se nos cae el cabello y nos nace otro nuevo (a no ser que seamos calvos); las células de la piel se regeneran constantemente y van cayendo pellejitos muertos; nuestras uñas se quiebran y nos salen otras nuevas… Todo esto es para que estemos siempre mejor. Lo mismo sucede cuando nos cambiamos la ropa sucia o vieja por otra limpia y nueva: nos sentimos mejor.

Hubo alguien que también se cambió de ropa, pero de una manera mucho más drástica que nosotros; y no para mejor, sino para peor. Me refiero a Jesús. Jesús se quitó su capa real, que llevaba en el cielo, y se metió en la piel de un ser humano, de un siervo de todos nosotros. Ese cambio no fue para mejor para él, ya que tuvo que humillarse mucho, pero fue lo mejor que nos pudo pasar a nosotros. Gracias, Jesús, por amarnos tanto que te cambiaste de “ropa”, para ser uno más de nosotros.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario