Buscar...

viernes, 4 de agosto de 2017

Matutina de Damas : Agosto 4, 2017

Nunca nos abandonará


 ¡Esforzaos y cobrad ánimo! No temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová, tu Dios, es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará» (Deuteronomio 31: 6).


Cuando mi papá era niño, mi abuelo era muy abusivo. Aunque mi papá temía a su papá, lo amaba mucho. Cuando mi padre tenía ocho años, mi abuelo abandonó la familia.

No hace mucho, mi papá estaba contando historias y, con lágrimas en los ojos, nos dijo: «Rogué a mi papá que se quedara. Cuando se fue, oré cada día para que volviera. Pero, a pesar de mis oraciones fervientes, nunca regresó».

Cuando conocí a mi abuelo, yo tenía siete años. Aunque estuvimos con él solo unos momentos, todos nos enamoramos de nuestro abuelito. Poco después de conocerlo, el abuelo tuvo un sorpresivo ataque al corazón.

Recuerdo claramente el día de su funeral, y a mis primos, mi hermana y yo llorando mucho. Mi papá también lloraba. Todavía puedo verlo en mi mente abrazando el ataúd y diciendo: «Por favor, papá… Por favor, ino te vayas!».

Creo que haber sido abandonado de niño y luego recuperar a su papá por tan poco tiempo fue muy difícil para mi padre. De hecho, el corazón de papá se endureció. Iba de tanto en tanto a la iglesia, pero le costaba mucho comprometerse con el Señor.

Papá había orado fervientemente por su propio padre; ahora nosotros orábamos y orábamos por él. Muchos años después, un sábado luego del almuerzo, recibimos la maravillosa noticia de que papá había tomado la decisión de entregarse al Padre celestial; ¡que nunca lo había abandonado y siempre lo había amado con un amor eterno! El 20 de agosto de 2011, mi esposo tuvo el privilegio de bautizar a mi papá. Pudimos ser testigos de un milagro: un hijo reunido con su Padre celestial. «Porque este, mi hijo, muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado» (Luc. 15: 24). ¡Qué festejo celestial!

Oremos sin cesar por nuestros amados. Recordemos que nuestro Padre celestial anhela pasar tiempo con nosotras y abrazarnos cuando corremos a sus brazos de amor, confiando plenamente en que él nunca nos dejará ni nos abandonará.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario