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lunes, 14 de agosto de 2017

Matutina de Menores : Agosto 14, 2017

LO QUE SE PUEDE LOGRAR TU EDAD. PARTE 1


“Oren unos por otros para ser sanados. La oración fervorosa del justo tiene mucho poder”. Santiago 5: 16.
 

Hubo una vez un predicador muy famoso llamado Dwight Moody. Él ya falleció. Escribió libros en los que contó muchas cosas que vivió durante su exitoso ministerio. Una de esas cosas tiene que ver con un chico de tu edad. Gracias a él, toda su familia se convirtió. Para que compruebes lo que puedes lograr a pesar de tu juventud. La historia sucedió así.
El pastor Moody llevaba tiempo observando a una familia que visitaba su iglesia, pero ellos no estaban bautizados, y decidió hacer algo al respecto. Para ello, se fijó en su hijo menor, que no era, precisamente, un niño bueno.

Durante los sermones, Moody siempre veía desde el pulpito a este muchachito pegando calcomanías en la espalda de quienes se sentaban delante de él; moviéndose sin cesar; dando patadas a la banca de adelante; siempre tratando de entretenerse en algo malo. “Si logro captar la atención de ese muchacho para que se convierta a Jesús, seguro que toda la familia se convertirá”, pensó el pastor Moody.
Esa mañana, después del sermón, el pastor Moody saludó al muchacho cuando salía de la iglesia. Le dio la mano como si fuera todo un jovencito, y le dijo que se alegraba de verlo.

Le preguntó cómo le iba en su vida, y le pidió que volviera la semana siguiente. A la semana siguiente, el chico volvió, y se comportó mejor que nadie. Pasó el tiempo, y un día el muchacho se acercó a Moody, para pedirle que orara por él. “Quiero ser un cristiano de verdad”, le dijo. ¡Te imaginas qué alegría sintió Moody! Era una respuesta de Dios. Y comenzó a orar por él. Hasta que un día lo vio sentado en la banca, llorando. -¿Qué te pasa? -le preguntó después del culto- ¿Estás bien?

-Quiero que ore por mi mamá -le respondió el chico-. No acepta a Jesús. -Vamos a hacer una cosa -le propuso Moody-. Esta noche vas a hablar con tu mamá, y yo estaré orando por ti.
Así lo hicieron. De ese modo actuaron como un equipo, confiando completamente en Jesús, para ayudar a la salvación de otra persona querida. ¡Eso es ser cristiano de verdad! Mañana descubrirás qué pasó después.

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