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lunes, 14 de agosto de 2017

Matutina de Damas : Agosto 14, 2017

Firmes


«Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas» (Lucas 21: 19).


Mientras estudiaba la Biblia una mañana, leí Isaías 7: 9: «Si ustedes no creen en mí, no permanecerán firmes» (NVI). No dice «puede ser que no permanezcan firmes»; simplemente, dice «no permanecerán firmes».

Al meditar sobre el significado de permanecer firme en la fe, pensé en mi madre. Mi madre estuvo casada con alguien que no era cristiano ni tenía ningún interés en las cosas espirituales. En muchas ocasiones se mantuvo firme en sus convicciones; y ni una sola vez se rindió ante las persuasivas sugerencias de mi padre para que hiciera algo que ella sabía que iba en contra de lo que la Biblia enseña. Con la ayuda de Cristo, y con bondad, siempre permaneció firme. Con el paso del tiempo, mi padre se hizo cristiano. Él también, gracias al ejemplo de mamá, aprendió a permanecer firme en lo que creía.

Llegan a mi mente otros ejemplos de «permanecer firme». Daniel y sus tres amigos decidieron no contaminarse (ver Dan, 1: 8-17). En otras palabras, habían tomado la decisión de permanecer firmes. Tiempo después, Dios salvó la vida a los hebreos dentro del horno de fuego, y a Daniel, en el foso de los leones.

Para la mayoría de nosotras, aprender a permanecer firmes es un proceso. Ciertamente lo fue para Pedro. Mateo 26: 58 menciona: «Pero Pedro lo siguió de lejos» (NVI). Como todavía Pedro no se mantenía firme, siguió a Jesús de

lejos y terminó jurando que no conocía a su Maestro. Afortunadamente, Pedro se arrepintió con lágrimas amargas y, tiempo después, escribió en su primera Carta: «Resístanlo [a Satanás], manteniéndose firmes en la fe» (1 Ped. 5: 9, NVI). ¡Qué transformación! Pedro había aprendido que si no permanecía firme en Jesús, no permanecería de pie.

Pablo ciertamente entendía la importancia de permanecer firme. Podemos seguir sus advertencias a lo largo de todas sus Cartas a la iglesia primitiva, en cuanto a que permanezcamos firmes espiritualmente. Pablo explicó a los corintios cómo podían permanecer firmes: «Pues por la fe se mantienen firmes» (2 Cor. l: 24, NVI). Pablo también compartió que Dios bendice la firmeza cimentada sobre la fe: «Manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano» (1 Cor. 15: 58, NVI). Cristo destacó el resultado final de permanecer firmes: «El que se mantenga firme hasta el fin será salvo» (Mar. 13: 13, NVI). Pidamos cada día a Jesús que fortalezca nuestros pasos.

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