Buscar...

jueves, 6 de julio de 2017

Matutina de Adultos : Julio 6, 2017

Recordemos a Dios en nuestro testamento


«Lo que se requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel». 1 Corintios 4: 2


LOS QUE SON FIELES mayordomos de los recursos del Señor, conocerán exactamente la situación de sus negocios, y como prudentes que son estarán preparados para cualquier emergencia. Si hubiera de terminar repentinamente su tiempo de gracia, no dejarían en una incertidumbre tan grande a aquellos que se vieran en la necesidad de ordenar sus bienes. Muchos no se preocupan de hacer su testamento mientras gozan aparentemente de salud. Pero nuestros hermanos han de tomar esa precaución; deberían conocer su situación financiera y no dejar que sus negocios se enreden. Necesitan ordenar su propiedad de manera que puedan dejarla en cualquier momento.

Los testamentos tienen que hacerse de una manera que resista la prueba de la ley. Después de haber sido formulados, pueden permanecer durante años, y no causar ningun perjuicio, aunque se continúe haciendo donativos de vez en cuando, según la causa los necesite. La muerte no llegará un día más temprano, hermanos, porque hayan hecho su testamento. Al legar su propiedad por testamento a sus parientes, cuiden de no olvidar la causa de Dios. Son sus agentes, administradores de su propiedad y deben considerar primero sus requerimientos. Su esposa y sus hijos no han de ser dejados en la indigencia; tienen que proveer para ellos, si lo necesitan. Pero no introduzcan en su testamento una larga lista de parientes que no tienen necesidad, simplemente porque es costumbre hacerlo.

Nadie crea que cumplirá con el sentir de Cristo si retiene avariciosamente su propiedad durante su vida y luego al morir lega una parte de ella a alguna causa benevolente.

Algunos retienen egoístamente sus recursos durante su vida, confiados en que repararán su negligencia recordando la causa en su testamento. Pero ni la mitad de los recursos así legados llega jamás a beneficiar el objeto especificado. Hermanos y hermanas, inviertan ustedes mismos en el banco del cielo, y no dejen a otros su mayordomía.

Los padres deben evaluar con mucha precaución la idea de entregar a sus hijos los talentos de los recursos financieros que Dios colocó en sus manos, a menos que tengan la seguridad absoluta de que ellos manifiestan mayor interés, amor y preocupación Por la causa de Dios que los que ellos mismos sienten como padres, y que estos hijos serán más fervientes y celosos en impulsar la obra de Dios.—- El hogar cristiano, cap. 65, pp. 376-377.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario