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viernes, 21 de julio de 2017

Matutina de Adultos : Julio 21, 2017

El poder de la temperancia


«Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios». 1 Corintios 6: 20, NBLH


H AY QUE ENSEÑAR y practicar la temperancia en todos los aspectos de la vida, La temperancia en el comer, el beber, el dormir y el vestir es uno de los grandes principios de la vida cristiana. La verdad, colocada en el santuario del alma, guiará en el trato del cuerpo. Nada que ataña a la salud del ser humano ha de considerarse con indiferencia. Nuestro bienestar eterno depende del uso que hagamos en esta vida de nuestro tiempo, energía e influencia.

Tan solo se nos da esta vida aquí en alquiler; y cada uno debiera preguntarse: ¿Cómo puedo invertir mi vida para que dé la mayor utilidad?

El desarrollo propio es nuestro primer deber hacia Dios y nuestro prójimo. Debiera cultivarse hasta el más alto grado de perfección cada destreza con que Dios nos ha dotado, a fin de que podamos realizar la mayor cantidad de bien de que somos capaces. Por lo tanto, el tiempo que se destina al establecimiento y la preservación de una sólida salud física y mental es tiempo provechosamente empleado. No podemos permitirnos menguar o dañar una sola función de la mente o del cuerpo por el trabajo excesivo 0 por el abuso de cualquier parte de la maquinaria viviente. Tan ciertamente como 10 hagamos, sufriremos las consecuencias

Los que desempeñan puestos de confianza deben tomar diariamente decisiones de gran trascendencia. A menudo deben pensar con rapidez, y esto solo pueden hacerlo con éxito los que practican la estricta temperancia. La mente se fortalece bajo la influencia del correcto tratamiento dado a las facultades físicas e intelectuales. Si el esfuerzo no es demasiado grande, cada nueva tarea añade nuevo vigor. [..

Los que, como Daniel, rehúsen contaminarse, cosecharán la recompensa de sus hábitos de temperancia. Con su mayor fibra física y mayor resistencia, tienen un capital del que pueden disponer en un caso de emergencia.

Los hábitos físicos correctos estimulan la superioridad mental. El poder intelectual’ la fortaleza física y la longevidad dependen de leyes inmutables. En esto, no hay nada librado al azar o a la casualidad. Dios no intervendrá para preservar a los seres humanos de las consecuencias de haber violado las leyes de la naturaleza.— La conducción del niño, cap. 63, pp. 392-393.

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