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jueves, 13 de julio de 2017

Matutina de Adultos : Julio 13, 2017

El ideal de Dios


Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios».Romanos 8: 14


LA OBEDIENCIA FIEL a los mandamientos de Dios tendrá una sorprendente influencia para elevar, desarrollar y fortalecer todas las destrezas del ser humano. Los que en su juventud se han entregado al servicio de Dios, llegan a ser personas de sano criterio y agudo discernimiento, ¿Y por qué no habría de ser así? La comunión con el mayor Maestro que ha conocido el mundo fortalece el entendimiento, ilumina la mente y purifica el corazón; eleva, refina y ennoblece todo el ser. «La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples» (Sal. 119: 130, RV60). […]

Cuando la gracia de Dios se posesiona del corazón, nos damos cuenta de que necesitamos crucificar las tendencias al mal, cultivadas y heredadas. Comprendemos que precisamos una nueva vida, bajo un nuevo mando. Todo lo que se haga, debe ser hecho para gloria de Dios. Esta obra incluye tanto lo exterior como lo interior. Todo el ser: el cuerpo, el alma y el espíritu, debe someterse a Dios, para que él lo use como instrumento de justicia.
Dios actuará en favor de los jóvenes si ellos quieren, mediante la ayuda del Espíritu Santo, recibir su Palabra en el corazón y obedecerla en la vida. Él trata constantemente de atraerlos a sí, el manantial de toda sabiduría, la fuente de bondad, pureza y verdad. Cuando la mente se ocupa en asuntos elevados, se ennoblece. —Signs ofthe Times, I de diciembre de 1881.

Nuestra naturaleza carnal no se «sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden» (Rom. 8: 7). Pero mediante la fe, el que ha sido renovado vive día tras día la vida de Cristo. Día tras día muestra que reconoce que es propiedad de Dios.

El cuerpo y el alma pertenecen a Dios. Él dio a su Hijo para la redención del mundo, y a causa de esto se nos ha otorgado una prolongación de la vida, un tiempo de gracia, para desarrollar caracteres de perfecta lealtad. Dios nos ha redimido de la esclavitud del pecado, y nos ha dado la posibilidad de vivir vidas de servicio regeneradas’ transformadas.

Hemos sido sellados con el sello de Dios. Él nos ha comprado y desea que recor-

demos que nuestras destrezas físicas, mentales y morales le pertenecen. El tiempo’ la influencia, la razón, los afectos y la conciencia, todos pertenecen a Dios y deben ser usados de acuerdo con su voluntad. No deben emplearse para servir al mundo.-— The Youth’s Instructor, 8 de noviembre de 1900.

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