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viernes, 30 de junio de 2017

Matutina de Jovenes : Junio 30, 2017

Todo es relativo


¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?” (Santiago 3:11).



El 30 de Junio 1905 fue un día histórico. En esa jornada, el físico alemán Albert

Einstein publicó cuatro investigaciones de enorme valor científico; entre ellas, la Teoría Especial de la Relatividad.

No es sencillo explicar en pocas líneas en qué consiste esta teoría, pero un ejemplo clásico que se brinda para entenderla es el siguiente: Tú vas en un tren a 100 km/h. Al lado, un auto avanza a igual velocidad. Según tu posición, ¿a qué velocidad va el auto? A O km/h. ¿Y según la posición de un peatón? A 100 km/h. La velocidad es relativa porque depende del punto de referencia. Nada es absoluto en el universo. Todo es relativo. Menos la velocidad de la luz (que no tiene espacio ni tiempo, sino masa y energía).

La Teoría de la Relatividad, en el área de la Física, puede ser muy valiosa para la vida científica. En la dimensión cristiana, la Teoría de la Relatividad puede ser muy peligrosa para la vida espiritual.

Menciono aquí algunos razonamientos de esta “teoría”:

“Lo hago solo una vez”: Un argumento pobre para acallar la conciencia y realizar algo que no debemos hacer. Con el pecado no se juega. Solo una vez puede ser fatal.
“Todos lo hacen”: Justificamos nuestras malas acciones usando como escudo lo popular o lo que está de moda.
“No le hago daño a nadie”: Puedo hacerlo, porque el único perjudicado seré yo. ¿No te parece esto razón suficiente como para no hacerlo? ¿Por qué perjudicarte?
4. “Nadie me ve”: Dios es testigo siempre. El anonimato y el camuflaje espiritual nunca ayudaron a nadie a llegar al cielo.

“Los tiempos han cambiado”: Es verdad, pero la Ley de Dios nunca lo hace. Lo que estaba mal en el pasado también está mal hoy. Y lo estará mañana.
Para Einstein, solo la velocidad de la luz es absoluta. Para nosotros, los cristianos, la luz que emana de la Palabra de Dios también lo es. En su Palabra hay absoluta certeza, Hoy puede ser un día histórico si no relativizas las enseñanzas y los mandatos de Jesús.

“La ley de Dios no se conformará con nada que no sea la perfección, una obediencia perfecta y completa a todos sus requerimientos. De nada valdrá cumplirlos a medias, y no prestar una obediencia perfecta y cabal” (Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 368). PA

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