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lunes, 29 de mayo de 2017

Matutina de Damas : Mayo 29, 2017

¡NO LLEGUES TARDE!


“Las que estaban preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la puerta” (Mat. 25:10).


Un Viernes, iba a volar de Sídney, mi ciudad natal, a Hobart, en Tasmania. Siempre voy al aeropuerto en autobús, y esta vez mi autobús llevaba retraso. El conductor tenía que llevar primero a un grupo a la terminal de cruceros, cerca del centro de la ciudad, antes de recoger a los pasajeros del aeropuerto. Yo tenía que registrar el equipaje y sabía que el check-in se cerraba a la 1:30 p.m. Las calles alrededor de la terminal de cruceros estaban abarrotadas de tráfico.

Nos estábamos quedando sin tiempo para llegar al aeropuerto. Todos estaban estresados, preocupados por perder sus vuelos. Y si no podía hacer mi check-in, mis planes de viaje también podrían arruinarse. No podía hacer nada más que orar.
Finalmente, el autobús llegó a la terminal internacional a la 1:15 p.m. Los demás pasajeros descendieron rápidamente. El conductor del autobús se veía un poco aliviado, pero yo continué orando.

Todavía tenía que llegar a la terminal de vuelos nacionales, ¡al otro lado del aeropuerto!
Finalmente llegamos a la 1:25 p.m. Caminé directamente hacia el mostrador de la aerolínea. Varias personas estaban en la fila delante de mí. Cuando por fin entregué mi maleta, miré mi reloj. ¡Era exactamente la 1:30 de la tarde! Entonces elevé una oración silenciosa de gratitud a Dios.

Después de un fin de semana agradable en Flobart, seguido de un día de reuniones de trabajo, un colega y yo abordamos el vuelo de regreso, llegando a la ciudad de Sídney justo después de las 10 p.m. Nos alegramos porque el vuelo pudo salir a tiempo, pues un retraso podría significar problemas con el toque de queda del aeropuerto de Sídney de las 11 p.m.
Unos meses antes, en un vuelo atrasado, mi colega casi había llegado a Sídney, cuando el avión tuvo que volver a Brisbane para evitar una multa sustancial por incumplir el toque de queda.

La lección aquí es pertinente: estamos a punto de tomar el vuelo más importante de nuestras vidas hacia nuestro hogar celestial. El “check-in” cierra pronto. La hora del “toque de queda” está muy próxima. No podemos llegar tarde, ni dejar que un embotellamiento debilite nuestra esperanza y confianza en Cristo. Vamos a ser fieles en la oración, porque “el que da testimonio de estas cosas dice: ‘Ciertamente vengo en breve’. ¡Amén!” (Apoc. 22:20). Jennifer M. Baldwin

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