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viernes, 19 de mayo de 2017

Matutina de Damas : Mayo 19, 2017

Ten fe en Dios


«Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre» (Salmo 121: 8).


Además de ser la propietaria de un restaurante, también soy agente de bienes raíces. Vendo, construyo y administro propiedades. Hace algunos años, una propiedad privada se vendió mientras los arrendatarios aún vivían en ella. Los inquilinos eran conscientes sin embargo, de que el título de la propiedad estaba a punto de ser transferido a su nuevo dueño. Entonces acordaron que tendrían que desalojar la propiedad.

Las leyes de bienes raíces indican que un nuevo propietario no puede tomar posesión de su compra hasta que el papeleo esté completo y firmado por un abogado. Por desgracia, los compradores de aquella propiedad —sin autorización— y antes de tiempo, se acercaron y tuvieron acceso ilegal a la casa. Dentro de la casa estaba un niño enfermo que se enfrentó al nuevo propietario y llamó por teléfono a su padre.

«¿Qué trata de hacer ella ahora?», respondió el padre, que ahora pensaba que yo había autorizado la toma ilegal en un intento de expulsar a su familia.

Me había ausentado de mi oficina por un rato ese día, así que me había perdido todo el drama. A mi regreso, los miembros del personal se apresuraron a decirme lo que había sucedido. «¡Afortunadamente usted no estaba aquí! ‘IDOS hombres armados, contratados por la familia que tiene que desalojar la casa, vinieron aquí a la oficina buscándola!».

«¿Buscándome?». Ahora estaba tan sorprendida como mi personal. «¿Hombres armados?», pregunté con incredulidad.

«¡Sí!», respondió otro trabajador de la oficina. «i Y cuando no pudieron encontrarla, se marcharon con mucha rabia! i Tenga mucho cuidado!»

Tomé una decisión muy arriesgada: visitar la propiedad recién comprada, rogando a Dios por una solución pacífica al malentendido.

«Ah, es usted… usted», gritó el inquilino enojado, seguido de una explosión de malas palabras. Mientras me acercaba, oré. Luego se calmó lo suficiente como para escuchar mi explicación. Pronto se disculpó por haberme acusado falsamente y por haberme amenazado. Me ofreció un hermoso cachorro como regalo.

Ten fe en Dios, que ha dicho: «Mucha paz tienen los que aman tu Ley, y no hay Para ellos tropiezo» (Sal. 119: 165). Y se ha comprometido a velar por nosotras, todos y cada día de nuestras vidas.

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