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lunes, 3 de abril de 2017

Matutina de Menores : Abril 3, 2017

LAS BOTAS VIEJAS


             «Ponte de pie y muestra respeto ante los ancianos. Muestra reverencia por tu Dios»                               (Levítico 19: 32).


¿QUÉ LES HA PASADO a tus pies cuando te has puesto unos zapatos nuevos? Lo más seguro es que hayan protestado, diciendo algo así como: «¡Preferimos los zapatos viejos! ¡Estos están duros y lastiman!». Y tienen razón, porque tus pies están acostumbrados a los zapatos viejos y les resultan supercómodos. En cambio, los nuevos, hay que domesticarlos, y eso tiene un precio. Pero, inevitablemente, llega el día en que debemos ponernos zapatos nuevos. ¿Cómo tratamos, entonces, a los viejos? ¿Los dejamos tirados en un rincón como si ya no sirvieran para nada?

El dilema entre lo nuevo y lo viejo hemos de saber cómo resolverlo. Te estoy hablando ahora no de los zapatos, sino de las personas. Hay gente que cree que los «viejos» ya no sirven para nada, que son como zapatos usados que hay que dejar a un lado porque nos molestan. Pero esto no es cierto. ¿Acaso no necesitas a tus abuelitos? ¿No te encantan las horas que pasas con ellos y lo mucho que te aman? Los abuelitos son muy importantes en nuestras vidas, nunca creas que no sirven para nada. La gente mayor está llena de experiencias que los hacen sabios. Tú puedes beneficiarte de la sabiduría de ellos pasando tiempo juntos, haciéndoles preguntas y aprendiendo sin parar. Siempre tienen algo interesante que decirte. Además, son muy consentidores, y a todos nos gusta que nos consientan.

En Seattle, en los Estados Unidos, hay un lugar donde los ancianos y los niños conviven y comparten horas de compañía, juegos, risas y aprendizaje, y se lo pasan de maravilla. Se trata de una residencia de ancianos llamada Providence Mount St. Vincent. Allí, los ancianos escuchan a los niños, porque tienen todo el tiempo del mundo para hacerlo. Les dan golosinas, juegan con ellos, hacen dibujos juntos… Y aunque son dos generaciones muy distintas, se ha demostrado que quienes tienen toda una vida por delante y quienes están llegando al final de sus vidas, se complementan de manera increíble. A veces solo hay que probarlo para darse cuenta de ello. Lo que pasa es que, normalmente, dejamos las cosas «viejas» aparcadas y ya no queremos saber más de ellas. Esto es un error. Disfruta de tus abuelitos, porque no te durarán toda la vida.

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