Buscar...

lunes, 10 de abril de 2017

Matutina de Damas : Abril 10, 2017

Por mí misma


«Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios 2: 8-9).


Como asesora de campamentos de verano, no tienes mucho tiempo libre, así que cuando mi amiga Amy y yo vimos que teníamos la tarde del sábado libre, decidimos relajarnos lejos de los niños dando una vuelta en un bote a pedales. Nos pusimos los chalecos salvavidas, subimos al bote y disfrutamos nuestra libertad en el precioso lago Rousseau. Pronto iniciamos una conversación y nos olvidamos de continuar pedaleando.

—Mira, Melodie —dijo Amy interrumpiéndome a media frase—, ¡estamos al otro lado del lago!

Miré hacia atrás: el campamento apenas se podía divisar. —¿Deberíamos volver? —preguntó.
Estaba a punto de asegurarle que íbamos bien cuando vi a un hombre nadando hacia nosotras.

—¡Hola, señoritas! —dijo—. ¿Están perdidas? Puedo remolcarlas con la moto de agua donde necesiten ir. Estaría encantado de rescatar a dos adorables señoritas como ustedes.

Un poco asustadas, le aseguramos que estábamos bien y decidimos volver al campamento por nosotras mismas. Sin embargo, el viento se había levantado y las ondas del lago se estaban convirtiendo en olas. Los botes a pedales no están diseñados para eso. Nuestro pedaleo enérgico, las canciones y el ánimo que nos dábamos la una a la otra, no nos condujeron a ningún sitio, Literalmente, estábamos varadas en medio del lago.

Pedí a Dios un milagro, pero no se produjo ninguno hasta que escuchamos el distante zumbido de un motor. Dos compañeros del campamento se nos acercaban en un destartalado barquito pesquero, riéndose de nosotras. Tragándonos nuestro Orgullo, permitimos que nos remolcaran hasta el campamento, donde el Personal nos esperaba, aplaudiendo.

Al Principio sentí vergüenza, pero una vez seca y a salvo, me di cuenta de que nuestro aprieto había sido una metáfora de la salvación. A menudo nos encontramos a la deriva, lejos de Dios y de su Palabra. Nada de lo que hagamos podrá salvarnos. Solo cuando nos rindamos a su poder, Dios nos llevará sanas y salvas a casa. ¿Te rendirás a él?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario