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jueves, 23 de marzo de 2017

Matutina de Menores : Marzo 23, 2017

                  «Ponte siempre perfume en la cabeza»                          (Eclesiastés 9: 8)

¿SABÍAS QUE EXISTEN bolsas de basura perfumadas? De verdad que hay inventos de lo más interesantes. ¡Y este tiene mucho sentido! Porque mira que la basura huele mal, ¿eh? Fatal. Yo, a veces, cuando salgo a tirarla, voy todo el camino tapándome la nariz. Pero ya cada vez existen menos cosas en el mundo que huelan mal, porque para casi todas se ha inventado algo que elimine los malos olores. Así, tenemos ambientadores para el hogar o para el automóvil, friegasuelos perfumados, limpiamuebles aroma de pino, y un largo etcétera de productos. Dios puso el sentido del olfato en el ser humano y es para que lo disfrutemos y evitemos los olores desagradables.


Déjame decirte que el hecho de que las cosas no huelan mal no es tan importante como que las personas no huelan mal. Es fundamental oler siempre bien. Oler a limpio, tal vez a colonia si es que nos gusta usar alguna. Definitivamente, oler mal hace que la gente se aleje de nosotros y no quiera estar a nuestro lado. ¿Y cómo vamos a tener amigos si olemos a rayos y truenos? Creo que en esto pensó Salomón cuando escribió, inspirado por Dios: «Ponte siempre perfume en la cabeza».

En los tiempos de Salomón, el método más eficaz para oler bien era ese, echarse perfume. Si trasladamos esta idea a nuestros días, nosotros disponemos de muchos más adelantos de los que había en la época del sabio Salomón. Nosotros podemos darnos una ducha diaria con agua corriente; podemos cambiarnos de calcetines y de ropa interior todos los días; disponemos de champús para el pelo, e incluso de productos para matar o prevenir los temibles piojos; hay muchos jabones que huelen muy bien, para que nos lavemos las manos antes de comer; y ¿qué me dices de las pastas de dientes para niños que saben a fresa y traen dibujitos muy divertidos?

¡No podemos quejarnos! Para estar siempre limpios y evitar las bacterias; para tener nuestro cuarto arreglado y bien oloroso; para andar siempre perfumados, Jesús nos ha provisto muchos inventos. Así que no tenemos excusa para no estar pulcros y bien presentados. Y esto, para un joven cristiano, es superimportante.

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