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lunes, 13 de marzo de 2017

Matutina de Menores : Marzo 13, 2017

UNO SI, PERO… ¿¡OCHO TONELADAS!?


“Lo que el Espíritu produce es […] dominio propio. […] Si ahora vivimos por el Espíritu, dejemos también que el Espíritu nos guíe” (Gálatas 5:22-25).

¿Te acuerdas la historia de Moisés y las plagas de Egipto? Cuando la leemos en el Antiguo Testamento, imaginamos algo como una película de ciencia ficción. Cuesta creer que alguna vez haya sucedido, pero sin duda fue real. Y más nos cuesta imaginar que algo así pudiera pasar hoy. ¿Dónde se ha visto, una plaga que cubra toda una ciudad y haga imposible la vida normal? Déjame hablarte de un lugar del Perú llamado Olmos.
En Olmos, en 2008, hubo una plaga de grillos. ¡Ocho toneladas de grillos tuvieron que ser erradicadas del centro de la ciudad! ¿Sabes cuántos grillos hay que juntar para que sumen ocho toneladas? Muchísimos. Una verdadera plaga, en todo sentido. Los árboles y las bancas de la plaza central estaban plagados de esos insectos. Las calles estaban atestadas de grillos correteando por todas partes. Los dueños de negocios tenían que barrer frente a sus puertas, para que la gente pudiera entrar sin pisar cientos de grillos.
Te preguntarás a qué se debió la plaga. Se cree que ocurrió a los tres meses de intensas lluvias que hubo en la zona. ¿Y cómo se deshicieron de tantos millones de insectos? Primero, fumigaron. Después, limpiaron y barrieron la ciudad, para llevarse a los grillos que quedaban. Las ocho toneladas de insectos que se recogieron fueron trasladadas a un descampado, donde los quemaron. Y se decidió cortar la luz durante la noche por un tiempo, pues la luz atrae a los grillos. En fin, todo un trabajo en equipo encabezado por el alcalde y secundado por todos los habitantes.
Tal vez, te preguntes: ¿Y qué tiene de malo un simple grillito? ¿Por qué iban a querer matarlo? Bueno, uno solo no tiene nada de malo; de hecho, es lindo (si es que quieres verle el lado bueno), y hace un sonidito que a todos nos encanta. ¡Pero ocho toneladas…!
Hay cosas que en sí mismas son buenas, pero en exceso son malísimas. Sucede con la alimentación. Comer manzanas es bueno, pero pasarse el día comiendo manzanas… es malísimo. Y pasa con todo. Una cosa, una vez, puede ser buena, pero todo el tiempo, y en exceso, es mala. Por eso, debemos tener cuidado en todo con los excesos.

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