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jueves, 2 de marzo de 2017

Matutina de Jovenes : Marzo 2, 2017

Historias Injustas


“Te ruego por mi hij0 Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, el cual vuelvo a enviarte; tú pues, recíbele como a mí mismo” (Filemón 10-12).



La Biblia está llena de historias “injustas”; por ejemplo, la del hijo pródigo. por rebeldía juvenil, el hijo menor reclama su parte de los bienes del padre, quien amorosamente se la da. Luego de dilapidar su fortuna en tierras lejanas, regresa a su hogar cuando no tiene ni siquiera para alimentarse. El padre no solo lo perdona y lo restaura; va más allá: hace una fiesta en su honor. Finalmente, el “malo” es perdonado y restaurado. ¿Dónde está la justicia?
Esta parábola (Luc. 15:11-32), resalta el inmenso amor de Dios. Nosotros, como aquel pródigo, nos alejamos de nuestro Padre celestial. Pero, en su misericordia infinita, Dios nos recibe otra vez y nos da una nueva oportunidad Satanás siempre acusa, separa y destruye; Dios siempre salva y restaura.
Otra historia “injusta” es la de Filemón y Onésimo. El primero, un importante líder cristiano de la iglesia de Colosas; el segundo, su esclavo pagano, que lo había perjudicado y escapado a Roma. Allí, conoció el evangelio y se convirtió al cristianismo. Y como la religión verdadera no solo es teoría, Pablo le pidió que regresara a la casa de su amo estafado, para restituir el daño.
Así, lo hace portador de la carta bíblica de Filemón. Esa epístola nos llena de ternura y emoción, ya que evidencia el gran amor fraternal de Pablo y sus ansias de paz, perdón y restauración. Incluso, él mismo (aunque anciano y preso) se ofrece a pagar la deuda económica.
El 2 de marzo de 1807 fue histórico. En Estados Unidos, el Congreso aprobó un acta que prohíbe la importación de esclavos por cualquier puerto o lugar dentro de la jurisdicción del país. En el Edén, el enemigo nos arrebató de las manos del Creador y nos hizo esclavos del pecado. En el Calvario, el Salvador nos redimió de la maldad) para que podamos ser siervos de la justicia.
Hoy puede ser un día histórico. Experimenta el perdón de Dios y transmíte10 a los demás. Sé compasivo, amable y misericordioso. Y, como Pablo, sé un agente de restauración.
“El cristianismo forma un fuerte lazo de unión entre el amo y el esclavo, el rey Y el súbdito, el ministro del evangelio y el pecador caído, que ha hallado en Cristo purificación del pecado. Han sido lavados en la misma sangre, vivificados por el mismo Espíritu; y son hechos uno en Cristo Jesús” (Elena G. de White, Los hechos de los apóstoles, p. 341). PA

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