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miércoles, 8 de marzo de 2017

Matutina de Damas : Marzo 8, 2017

Vuelo Atrasado


“Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Rom. 8:28).


MI amiga Annie Korup y yo habíamos sido retenidas en la aduana para revisiones de rutina, debido a un paquete de arroz Integral que llevábamos de Australia a Papua Nueva Guinea. Nuestro vuelo partía en cincuenta minutos, y perderlo significaría tener que pagar cargos adicionales. Para complicar las cosas, Annie era discapacltada visual, y como necesitaba ciertos requerimientos especiales para abordar, el proceso sería un poco más lento del habitual.

Después de pasar con éxito la aduana, nos alineamos en la fila del check-ln internacional, para nuestra conexión Interna. Cuando llegamos al mostrador, el empleado de la línea Qantas nos informó que nuestra reserva era en Jet Star, y que debíamos Ir hasta la terminal nacional para el registro. Me di cuenta de que sería Imposible tomar la conexión en los treinta minutos que nos quedaban.

“Por favor, Señor”, supliqué. “Permítenos llegar a nuestro vuelo a tiempo. Protege a Annie de peligros, ya que tendremos que correr”. Coloqué mi brazo derecho debajo del Izquierdo de Annie y la conduje velozmente a través de la atestada terminal. Paré un taxi y, una vez dentro, anuncié nuestro destino. De mala gana, el conductor nos llevó a la terminal nacional por veinte dólares. Sospecho que tomó un desvío Innecesario, pues demoró más tiempo del que debía.

En la terminal nacional, me desanimé al ver la larga fila para pasar Seguridad. Algo en Annie hizo que la alarma de seguridad saltara dos veces. Otros cinco minutos perdidos. Para ese momento, ya había perdido toda esperanza de llegar a tiempo a la puerta 26, que casualmente era la última.

Aún nos faltaban quince minutos por recorrer, aparte de que debíamos hacer una parada Indispensable para comprar una tarjeta de llamadas; sin ella, no tendríamos manera de comunicarnos con nuestros anfitriones en Newcastle. Pero todo el tiempo estuve orando, pidiendo la Intervención de Dios en nuestro favor.

Cuando llegamos a la puerta 26ya era tarde, y la sala de espera estaba vacía. Me senté en uno de los asientos, y saqué el boleto electrónico para comprobar nuestro número de vuelo en la pantalla. Para mi sorpresa, ¡nuestro vuelo de conexión se había retrasado veinte minutos! ¡Gracias, Señor!, pensé con un suspiro. Annie y yo tuvimos unos minutos para relajarnos, comer, y llegar a tiempo a nuestro destino. ¡Qué alivio!

Aunque en algunas ocasiones Dios pueda parecer estar “atrasado”, su promesa nos asegura que él siempre estará a tiempo.

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