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lunes, 10 de octubre de 2016

Matutina de Menores: Octubre 10, 2016

FUEGO DEL CIELO… POR EL MOTIVO EQUIVOCADO


El Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Lucas 9:56.


Jesús decidió tomar un breve descanso de Jerusalén y caminar hasta Galilea.

Dejó la ciudad porque el odio de los sacerdotes y los rabinos se había vuelto tan feroz que lo habrían matado antes del tiempo correcto. Su misión en este planeta era tomar la pena de muerte en lugar de los seres humanos, pero estaba decidido a seguir los tiempos de Dios.

Cuando el momento correcto llegó, sabía lo que significaría regresar a Jerusalén, no se acobardó por ello. La Biblia dice que “afirmó su rostro para ir a Jerusalén” 9:51).

Su viaje a Jerusalén para la Fiesta de los Tabernáculos había sido secreto, y había llegado sin ser anunciado; desconocido y sin honra. Pero esta vez sería diferente. Ahora debía llamar la atención hacia sí mismo como el Cordero de Dios, que iba a ser ofrecido por el pecador. Pero Satanás tenía razones en su mano para susurrar todo tipo de idea atractivas sobre quedarse a sanar a la gente y esparcir gozo y felicidad por todos lado ¿Por qué enfrentar la muerte y dejar el trabajo a estos débiles discípulos? Jesús se negó a escuchar. Afirmó su rostro hacia el sur, hacia Jerusalén, sabiendo perfectamente bien que iba a ser perseguido, negado, rechazado, condenado y, finalmente, asesinado.

En el camino, Jesús envió mensajeros que prepararan el alojamiento para pasar la noche. Santiago y Juan siguieron más adelante, hasta una aldea de samaritanos, pero, la gente sacudió sus cabezas. No, señor! Si Jesús estaba yendo a Jerusalén, no podría cruzar por su pueblo. Por mucho tiempo los samaritanos habían tenido una pelea con los judíos sobre el lugar apropiado para adorar: en Samaria o en Jerusalén, y simplemente se rehusaron a permitir que Jesús pasara por allí, si estaba yendo a Jerusalén.

Esto hizo que Santiago y Juan se enojaran tanto que comenzaron a ver rojo, ¡rojo como el fuego! Podían ver el monte Carmelo a la distancia, donde Elias había orado y llamas de fuego descendieron del cielo, siglos antes. ¿Por qué no hacer descender fuego justo ahora y destruir a todos estos samaritanos de este lugar? Pero, cuando. Preguntaron a Jesús si eso estaba bien, vieron cuán triste se puso y cuánto dolor le causó esta pregunta.

Más temprano, les había dicho que era el Buen Pastor, que da su vida por las ovejas. No había venido a destruir, sino a salvar. Este espíritu de enojo vengativo venía directamente de Satanás. Cuando estamos absorbidos por el sentimiento de querer herir a aquellos que no están de acuerdo con nosotros damos una prueba positiva de que el diablo nos está influenciado.

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