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domingo, 25 de septiembre de 2016

Matutina de Jóvenes: Septiembre 25, 2016

AMIGOS INSEPARABLES


“Cuando vengas, tráeme […] los libros” (2 Timoteo 4:13).



Nicholas Morosoff es un personaje que merece nuestra admiración. Él era el editor de la revista revolucionaria rusa Tierra y Libertad, cuando, en enero de 1881, fue arrestado y acusado de conspirar
contra el régimen ruso. Tras haber sido condenado a cadena perpetua, lo enviaron a la cárcel de Schlüsselburg. Nicholas era un poeta; un eterno enamorado de la literatura. ¿Qué haría un hombre como él el resto de su vida en una cárcel? Pasó de poeta a científico. ¿Cómo lo hizo?

Bueno, estando en la mazmorra, como ya no tenía mucho en qué ocuparse, llamó a los guardias de la prisión y les pidió que, por favor, le llevaran libros para tranquilamente dedicarse a leer. Como ellos sabían que la especialidad de Nicholas era la literatura nada más le proporcionaron libros de física, matemáticas y astronomía. Nicholas pudo haberse enojado, frustrado, acusado a los guardias de injustos; pero lo único que hizo fue leer atentamente todos aquellos libros. Durante esos años aumentó extraordinariamente sus conocimientos de astronomía, al punto que, estando en la cárcel, escribió el libro Astronomical Interpretation of the Apocalypse. Tras la Revolución de 1905 fue absuelto de los cargos que había en su contra; y cuando salió de la cárcel lo nombraron director de un observatorio espacial. Nunca dejó de leer y vio los resultados de su perseverancia.

Nicholas es un vivo ejemplo del dicho: “Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada”. Es decir: hay que sacar el mejor partido de las circunstancias que nos toque afrontar. No podemos dejar pasar por alto que Nicholas mejoró su futuro gracias a la lectura. Los libros estuvieron con él antes de que fuera encarcelado, durante su encarcelamiento y después de su liberación. Es innegable que la lectura le proporcionó las fuerzas necesarias para soportar todos esos años que pasó en prisión. Como dijo Rubén Darío, el célebre poeta nicaragüense: “El libro es fuerza, es poder, es alimento, es antorcha del pensamiento y manantial de amor”. Por eso son muy buenos compañeros.

Con razón Pablo, a pesar de que ya había sido sentenciado a muerte, le hizo este pedido al joven Timoteo: “Cuando vengas, tráeme […] los libros, y especialmente los pergaminos” (2 Timoteo 4:13). Imitemos a Pablo y a Nicholas Morosoff: hagamos de los libros nuestros inseparables amigos.

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