Buscar...

lunes, 1 de agosto de 2016

Matutina de Menores: Agosto 2, 2016

HORA DE DETENER AL MENTIROSO


Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo. Gálatas 4:4.



Las manecillas del gran reloj de Dios se movían ininterrumpidamente hacia aquel momento en que Jesús vendría a este mundo. Los judíos habían estado anhelando este evento maravilloso por más de
mil años. Sin embargo, cuando él llegó, no lo reconocieron. La Biblia dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan tu).

Satanás había estado trabajando duro para hacerlos alcanzar esta condición lamentable. Había estudiado las profecías; sabía que, aproximadamente, era hora de que Jesús viniera a este mundo, y quería preparar a todos para que rechazaran a su Salvador. Durante siglos, había trabajado por medio de los paganos, intentando conseguir que el pueblo de Dios adorara a sus ídolos y se olvidara del verdadero Dios. Pero, el mayor éxito del diablo fue distorsionar la fe de Israel.

Se suponía que el pueblo de Dios iba a mostrar cómo era realmente el carácter del Señor; pero en lugar de ello, comenzó a copiar las sugerencias de Satanás. El servicio en el Templo se convirtió en un fin en sí mismo, en lugar de señalar a Jesús. La idea básica de Satanás era tener a todos centrados en las cosas que podían hacer para salvarse a sí mismos. Ininterrumpidamente, el pueblo de Dios se hundió más y más profundamente en los pecados de los paganos, mientras pensaban que eran justos delante de Dios. Las oscuras sombras de la idea del diablo de que las personas se pueden salvar a sí mismas, se hacían cada vez más negras.

En efecto, los ángeles malos se adueñaban de los cuerpos de la gente, y el sello de los demonios estaba en sus rostros. Ellos usaban los nervios y los órganos para destrozar la hermosa creación del hombre.

Peor aún, se atribuía a Dios el carácter y los pensamientos de Satanás. Este había difundido tantas mentiras sobre Dios, hasta que el pueblo vio al Padre celestial como un cruel tirano. El diablo y sus malvados ángeles estaban llenando las mentes del pueblo con la creencia, terrible y falsa, de que Dios se deleita en el sufrimiento.

Al final, el pueblo se cansó de todo eso. Estaban cansados de su dolor y sufrimiento, y de la oscuridad espiritual que los mantenía temerosos con respecto al futuro. Querían una religión que trajera paz a sus corazones; anhelaban ser libres. Ciertamente, había llegado la hora en que Jesús tenía que llegar y arreglar las cosas.

finalmente, había llegado el momento, en la historia, en que Jesús aparecería y demostraría que el diablo es un mentiroso. Y la Verdad pondría en libertad al pueblo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario