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miércoles, 10 de agosto de 2016

Matutina de Menores: Agosto 10, 2016

BLOQUEANDO LO MALO, CONTEMPLANDO LO AGRADABLE


Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre… en esto pensad. Filipenses 4:8.



Como la pequeña aldea rural de Nazaret estaba situada en un marco tan hermoso, Jesús tenía acceso a escenas maravillosas. Desde la cima de la colina, por sobre el pueblo, Jesús podía mirar hacia el norte
y ver las majestuosas montañas cubiertas de nieve del Líbano. Hacia el oeste, estaban las aguas azules del mar Mediterráneo. Hacia el sur, se extendía la llanura amplia y fértil de Esdrelón, en una vista magnífica tan lejana como el ojo pudiera alcanzar. A 8,5 km al este, estaba el monte Tabor, y más allá de este, la profunda depresión que conducía al valle del Jordán.

Desde el punto de vista escénico, Nazaret era un lugar maravilloso para crecer. Pero en otros sentidos no era ideal. Nazaret tenía una reputación tan mala que años más tarde, cuando Natanael oyó que Jesús era de aquel pueblo, preguntó: “¿Puede salir algo bueno de Nazaret?” Por supuesto, la respuesta a esa pregunta es un gran SÍ. Jesús probó que un mal ambiente no es excusa para pecar.

¿Cuál era su secreto? ¿Cómo puede una persona vivir en un lugar con la enfermedad del pecado por todos lados sin infectarse?

Tiene que ver con hacer buenas elecciones a cada hora, todos los días. Satanás y sus ángeles malos, amigos desobedientes, niños en la escuela con mentes sucias: nadie nos puede forzar a pecar. Es nuestra elección: la pelota está en nuestro lado de la cancha.

Jesús utilizó las Escrituras como su arma, aunque solo tenía el Antiguo Testamento. Cuando los amigos sugerían algún plan que lastimaría a alguien, sacudía su cabeza y citaba una promesa de la Palabra de Dios. La frase “Está escrito” estaba constantemente en sus labios.

Como disfrutaba tanto de su amistad con Dios, constantemente elegía evitar aquellas cosas que podrían dañarla.

Nosotros también podemos tener una amistad agradable con Dios, así como la tuvo Jesús. Y Dios nos va a ayudar a decir y a hacer cosas que protegerán tal amistad; cosas como qué vamos a leer, qué vamos a mirar en la tele y qué música vamos a escuchar.

Después, al llenar nuestras mentes con las promesas de la Palabra de Dios, también podemos probar que vivir para él es la forma de vida más feliz y más agradable.

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