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lunes, 8 de agosto de 2016

Matutina de Adultos: Agosto 8, 2016

AUDIENCIA CON EL ETERNO – 2


«Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. […] En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey los consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino». Daniel 1: 15-20


CADA VEZ QUE ENTRAS en las páginas de las Escrituras y en la cámara de audiencias del Eterno, el Autor del Libro te bendice fenomenalmente en los siguientes siete ámbitos de tu vida.

Físicamente. El texto de hoy recuerda el episodio de los cuatro alumnos hebreos —Daniel, Ananías, Misael y Azarías— que, exiliados en Babilonia, no tenían Biblias de bolsillo que consultar ni fichas que repasar; solo su recuerdo de lo que habían aprendido de la Palabra de Dios en su patria. Pero en solo diez días el Eterno honró su obediencia a los principios de salud de su Palabra y bendijo físicamente a sus cuatro jóvenes amigos por encima de todos los demás. ¿Por qué? «La oración y el estudio de la Palabra de Dios comunican vida y salud al alma», porque «el estudio de la Biblia en nuestras escuelas dará a los estudiantes ventajas especiales. Los que reciban en su corazón los santos principios de la verdad obrarán con energía creciente» (Testimonios, t. 6, p. 255; Consejos para los maestros, p. 435; la cursiva es nuestra). Serás bendecido físicamente de manera abundante por el Autor de la Palabra en la que meditas cada día.

Académicamente. No solo se beneficia el cuerpo, sino el propio expediente académico. Nabucodonosor examinó personalmente a los cuatro jóvenes hebreos adultos y los halló «diez veces mejores que todos» los cortesanos que tenía. ¿Por qué sacaron las mejores notas en su examen de acceso? «Como poder educador la Biblia no tiene rival. Nada impartirá tal vigor a todas las facultades como el exigir a los estudiantes que capten las estupendas verdades de la revelación», porque «la Palabra de Dios [es] el libro educador más sublime de nuestro mundo» (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 93; Consejos para los maestros, p. 413). El libro no es mágico. Pero recuerda que cuando lees sus páginas estás en la cámara de audiencias del Eterno.

Un joven de primer año de universidad se me acercó un miércoles después de nuestro oficio religioso Casa de Oración y me comentó: «Tengo la sensación de que no hago lo suficiente académicamente. Me siento agobiado con mis clases. ¿Qué puedo hacer?». Mi respuesta fue simple: «En primer lugar, ¡bienvenido a la universidad! Y, en segundo lugar, empieza a memorizar las Escrituras. Profundizarán tu comprensión». Porque es verdad: «La Biblia hará para la mente y para la moral lo que no pueden hacer los libros de ciencia y filosofía» (Consejos para los maestros, p. 408). Es el Libro más poderoso de la tierra. Créeme: su Autor cuidará de ti.

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