Buscar...

jueves, 11 de agosto de 2016

Matutina de Adultos: Agosto 11, 2016

LA TORTUGA REAL AFORTUNADA


«Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu ley la llevo dentro de mí». Salmo 40: 8, NVI



EN VIETNAM LA LLAMARON «la tortuga real afortunada». Porque pudo haber acabado en algún sitio en una sabrosa sopa china si no hubiese sido por un golpe de suerte. Las autoridades encargadas
de velar por la flora y la fauna del país llevaron a cabo una redada en la casa de un contrabandista en la provincia vietnamita meridional de Tay Ninh y descubrieron un alijo de contrabando vivo: más de treinta tortugas destinadas a su venta en China, país en el que se considera que la carne de tortuga es un manjar. Pero «Fortunata», gigante de quince kilos entre los pequeños reptiles, destacaba enormemente. ¡Nunca habían visto una tortuga acuática tan grande! Una consulta a un especialista en tortugas asiáticas determinó que «la grande» era una Batagur baska, una tortuga asiática de agua dulce de los ríos camboyanos, especie que se creía que había desaparecido pero que había sido redescubierta recientemente y, subsiguientemente, declarada protegida por el rey Norodom Sihamoní. De ahí su nombre, «tortuga real». Pero la decisiva identificación para «Fortunata» llegó cuando bajo su piel arrugada se descubrió un diminuto microchip, prueba segura de que se trataba de una especie rara y que, además, estaba protegida… ¡y ahora salvada!

Nuestro texto de hoy declara que la Palabra de Dios, como un microchip oculto bajo la piel, está oculta en el corazón como identificación decisiva. Desde luego, lo estuvo en el caso de Jesús. Según Hebreos 10: 5-7, las palabras del Salmo 40 son el propio testimonio del Señor: «El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón» (vers. 8). La palabra hebrea usada aquí para «ley» es torá, que en sentido estricto describe la ley divina y en sentido amplio incluye todo el recopilatorio escrito de la revelación divina. Cuando un nuevo presidente del Tribunal Supremo de Estados Unidos. pone su mano sobre la Biblia y jura defender la Constitución, en un sentido limitado esa palabra describe el documento original que es la base de la jurisprudencia y la forma de gobierno estadounidenses. Pero se entiende que el juramento también incluye las leyes del país que han emanado de ese documento original. Del mismo modo, cuando Cristo declaró: «Tu ley está en medio de mi corazón», estaba declarando no solo su lealtad a la ley-torá de Dios, sino también a la Palabra-torá de Dios, atesoradas y ocultas ambas en su corazón.

Por ello, ¿acaso sorprende descubrir que ese mismo «microchip» esté incrustado en el corazón de sus amigos? Dios interpela a sus elegidos: «Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley» (Isa. 51: 7), o, según lo expresa la versión Dios Habla Hoy, «Escúchenme, ustedes que saben lo que es justo, pueblo que toma en serio mi enseñanza». Tomarse en serio la ley o la enseñanza como Jesús: eso no hace a sus amigos afortunados. La fortuna es para las tortugas. Pero sí los hace bienaventurados, muy bienaventurados sin duda.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario