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viernes, 8 de julio de 2016

Matutina de Menores: Julio 8, 2016

UN HISTORIAL DEFICIENTE


Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes. 1 Timoteo 4: 12.



Hoy en día, esperamos que los líderes gubernamentales sean lo suficientemente mayores como para saber qué están haciendo. ¿Qué pensarías si un pequeño niño dirigiera el gobierno? Bueno, eso fue lo
que efectivamente ocurrió. Josías tenía solo ocho años cuando comenzó a reinar como rey.

El hecho de tener a un niño sentado en el trono hoy sería suficiente para hacer que los dientes postizos de los veteranos repiquetearan. Pero, imagina la reacción si todos supieran que el niño que encabeza el reino tuvo un trasfondo malo. ¡Eso sería suficiente como para que temblaran de miedo tanto jóvenes como ancianos! Cuando Josías quedó en el trono como rey de Judá, su trasfondo era tan malo que no cabían dudas de que terminaría siendo un fracaso; o, peor aún, un criminal.

Era verdad que el joven rey tenía un trasfondo terriblemente malvado. Su abuelo Manasés era una persona miserable. El registro nos cuenta que hizo que el pueblo obrase “más mal que las naciones que Jehová destruyó” (2 Reyes 21:g).

Manasés se convirtió en rey cuando tenía solo doce años, y en lugar de seguir a su padre, Ezequías, en la adoración al Señor, se volvió a los ídolos e instó a todos los demás a hacer lo mismo. No solamente pecó e influenció sobre todos los demás para que hicieran pecado, también comenzó a perseguir a aquellos que eran rectos. Este fue el rey que mató al fiel profeta Isaías. La tradición nos cuenta que Manasés lo martirizó de la manera más cruel: ¡hizo que lo serrucharan en dos! Milagrosamente, el vil rey se convirtió y se volvió al Señor hacia el final de su vida. Pero, era demasiado tarde como para influenciar sobre su hijo Amón.

Amón ni siquiera intentó seguir al Señor. Se casó cuando tenía quince y su hijo Josías nació un año más tarde. El pequeño Josías fue colocado repentinamente en el trono, cuando Amón fue asesinado a los 24 años.

En una atmósfera de violencia, idolatría y maldad, el joven rey tenía que hacer una elección definitiva. Perfectamente podía haber tomado la senda fácil y seguir los malos caminos de su padre y su abuelo; y podía echarle la culpa a su mal trasfondo. Pero la Biblia dice: “E hizo lo recto ante los ojos de Jehová” (2 Reyes 22:2).

Porque hizo la elección correcta, su nombre resplandece en las Escrituras como un ejemplo para los creyentes de lo que se trata el verdadero liderazgo. aun en una edad tan temprana.

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