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miércoles, 13 de julio de 2016

Matutina de la Mujer: Julio 13, 2016

La vida no es perfecta


«Con amor eterno te he amado; por eso, te prolongará mi misericordia» (Jer. 31: 3, RV95).



KEN HABÍA NACIDO con parálisis cerebral y sordera profunda, pero era un niño cariñoso y muy especial. En una ocasión, su madre invitó a unas hermanas de iglesia a desayunar a la casa, y en eso
estaban, disfrutando de la conversación, cuando la mamá se dio cuenta de que su hijo estaba despierto y deambulando por 1a cocina. Se disculpó y dejó a las visitas en la sala para prepararle el desayuno. Después volvió a la conversación. De pronto, se oyó un grito. Ken había sufrido un espasmo y había derramado jugo de uva sobre sí mismo, sobre las cortinas de la cocina y sobre dos de las paredes. Cuando su mamá llegó a la cocina, Ken estaba cabizbajo, mortificándose y pidiendo disculpas una y otra vez. Ella miró el vaso y se dio cuenta de que aún le quedaba jugo de uva. Sin pensarlo dos veces, tomó el vaso, lanzó el jugo contra la pared, y le dijo a Ken: «Te faltó un pedacito».*

La vida no es perfecta. Nuestros hijos no son perfectos. Y, sin embargo, nosotras a veces damos la prioridad a cosas que simplemente son imposibles: tener la casa perfecta, con paredes impolutas, suelos relucientes, cortinas hermosas, matrimonios de revista, hijos impecables… Para nuestros hijos, nuestros esposos y las personas que nos rodean, mucho más importante que esa supuesta perfección con la que nosotras nos engañamos, es sentirse amados, recibir apoyo y ánimo, ver ese gesto que eleve su frágil espíritu.

Así es nuestro Dios con todas nosotras, igual que la madre de este relato. Él nos miró más allá de nuestros ERRORES, se rebajó a nuestro nivel de pecado, y nos trató como a hijas amadas, que es en realidad lo que somos. De ese modo nos ha enseñado a establecer nuestras prioridades, poniendo en primer lugar el frágil corazón de los nuestros. ¿Cuáles son tus prioridades en tu hogar? ¿Qué es lo más importante para ti?

Las madres que tienen hijos con necesidades especiales comprenden perfectamente este aspecto de Dios, porque su experiencia les enseña grandes lecciones de la vida que a las demás nos cuesta percibir. Para todas aquellas que viven esta dura realidad de la vida, un fuerte abrazo en Cristo.

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