Buscar...

viernes, 22 de julio de 2016

Matutina de Adultos: Julio 22, 2016

“RÉQUIEM POR UN HERMANO CAÍDO – 2”


Como una hora después, otro insistió: “Seguro que este estaba con él. Además es de Galilea”. Pedro dijo: “Hombre, no sé de qué hablas”. En ese mismo momento, mientras Pedro aún estaba hablando, cantó un gallo. Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro, y Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: “Hoy, antes que el gallo cante, me negarás tres veces”. Y salió Pedro de allí y lloró amargamente. Lucas 22: 59-62, DHH



ME MANTENGO EN CONTACTO con hermanos y hermanas de nuestra comunidad que han caído. Su vergüenza, su estigma, su dolor. Envío cartas personales para felicitar el cumpleaños a mis
miembros de iglesia y, esperando mi firma una tarde, había una carta de cumpleaños a un hermano que, humillado tras una caída moral, huyó de nuestra comunidad, casi bajo el manto de la oscuridad. Me avergüenza contarte que, cuando me fijé en su carta, con una dirección de otra población, me pregunté qué debería escribir en la parte inferior. ¿No sería más fácil no escribir nada y poner solo una firma? O quizá ni tan siquiera enviar la carta, porque seguro que simplemente llegaría a la conclusión: «Supongo que ya no figuro en su lista».

Réquiem por un hermano caído. Requiem, en latín, significa «descanso». Pero, ¿hay descanso para un hermano caído en nuestra comunidad? «¿Soy yo el guardián de mi hermano?». ¡Qué fácil es expulsarlo! ¡Pero qué difícil resulta perdonar!

Después de todo, Pedro había caído de la forma más pública posible. Aquella noche había machacado el nombre de Jesús como una colilla bajo su talón maldiciente frente a todo el mundo. Bueno, hasta Jesús lo oyó enrarecer el aire con su acervo de obscenidades de buen pescador. No se puede caer más bajo que repudiar públicamente al Salvador con las palabras, la vida, el propio estilo de vida, ¿no crees? «¡No… conozco… a… ese… hombre   !».

¿Cuánto habría durado en una comunidad como la nuestra un hermano como Pedro? Que Pedro no tuviese que ir solo de pesca unas semanas después es un brillante testimonio del amor de sus hermanos. «Nos vamos contigo» (Juan 21: 3, NVI). Pero, según ocurre tan a menudo, los que caen moralmente llegan a convertirse en los que fracasan como profesión. Aquella oscura noche en Galilea, Pedro no capturó ni un solo pez. No solo estaba caído, sino que era un fracaso. Y solo los caídos pueden decirte qué se siente cuando recibes ese doble golpe. Pero tú no te des por vencido, Pedro. Porque, allí de pie en las sombras culpables de tu larga noche hay Alguien que está a punto de resucitarte a una vida nueva y radiante. ¡No te des por vencido!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario