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domingo, 17 de julio de 2016

Matutina de Adultos: Julio 17, 2016

EL PORCHE DELANTERO – TERCERA PARTE


<<Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. Tenemos, pues, diferentes dones, según la gracia que nos es dada>>. Romanos 12: 5,6



DE ACUERDO. Estoy dispuesto a mantenerme abierto a esta idea de formar un pequeño grupo o de incorporarme al mismo. Pero, ¿Dónde rayos empiezo? Buena pregunta. ¿Qué te parece si empezamos con algunas de las preguntas/objeciones normalmente formuladas siempre que se consideran los grupos pequeños?

<<Nadie me ha invitado nunca a incorporarme a un grupo pequeño>>. Una de las realidades que hemos aprendido sobre los grupos pequeños es que no puedes programarlos o decretarlos de antemano. Pero la buena noticia es que no es preciso que los grupos pequeños sean un programa de la congregación para que un amigo de Jesús (tu) pueda invitar a un grupo de miembros; amigos, colegas, vecinos, incluso forasteros a juntarse a estudiar su Palabra y edificar la comunidad. Si nadie acude a ti, ¿Por qué no pides al Espíritu Santo que te dirija a cinco o seis personas que pudieran estar interesados en unirse a ti en esta nueva iniciativa? ¡Puede que seas precisamente la persona a la que Dios necesita para hacer crecer una nueva comunidad en tu iglesia!

<<Pero no tengo ni idea de que hacer en un grupo pequeño>>. Esa es la aventura a la que te lleva el Espíritu. Todos empezamos como novatos. La buena nueva es que hay disponibles excelentes libros de recursos. Uno modelito, en ingles, es Spiritual Body Building, de Kim Jonson. Puede que tu pastor tenga otras sugerencias o que conozca a un dirigente de experiencia que te aconseje. Puedes simplemente escoger un libro de la Biblia para estudiarlo conjuntamente entre todos. No olvides los cuatro ingredientes de la comunidad de Hechos 2: la Palabra, el grupo, el pan y las oraciones. ¡Puedes hacerlo!

<<Pero no se me da eso de cocinar ni traer comida>>. Me parece bien. Nadie ha dicho que los grupos pequeños tengan que

comer para que la comunidad crezca. ¡Comer demasiado puede hacer que crezca otra cosa! Pero si estas en un grupo en el algunos estén dispuestos a llevar comida, ¡dichoso tu!, ¡digo yo!

<<No me gustan los forasteros>>. Todos estamos más cómodos con nuestros amigos, naturalmente. Pero en un grupo comprometido con nosotros espiritual y socialmente, no vas a ser forastero durante mucho tiempo.

<<Prefiero mi propio estilo de edificación de la comunidad>>. ¿Y quien no? Pero si el cuerpo de Cristo es la estrategia de Dios para desarrollar el reino de los cielos en el corazón de sus hijos de la tierra a través de su diversidad, ¿Dónde mejor que un grupo pequeño que refleje el abrazo de brazos abiertos de Dios? Mañana compartiremos dos importantes preguntas y cuatro increíbles bendiciones.

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