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jueves, 2 de junio de 2016

Matutina de la Mujer: Junio 2, 2016

«Vengan a mí»


«Vengan a mí, que yo los salvaré, pueblos del extremo de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro» (Isa. 45: 22)



CHARLES, hijo de pastor y de una cristiana devota, no era capaz de encontrar a Dios. Desesperanzado con el infierno del que predicaba su padre, a los diez años pasaba noches sin dormir
por temor a no salvarse. A tan tierna edad y esperando encontrar paz en Dios, visitó cada iglesia de su ciudad durante cuatro años, pero cada sermón le hacía sentirse más culpable.

El 6 de enero de 1850, Charles, de 15 años, se dirigía a una iglesia cuando la ventisca y la nieve le impidieron avanzar. Así que se refugió en un callejón. Mirando arriba vio el letrero de una iglesia metodista. Entró. Había doce personas resguardándose del frío, pero ninguna era un pastor. Charles se sentó en la última fila. El hombre que se levantó para predicar era zapatero «¿Qué podrá enseñarnos este pobre ignorante? — pensó Charles— Si tantos teólogos no han sido capaces de explicarme cómo puedo encontrar la salvación, ¿qué me aprovechará escuchar a este hombre?»

«Vengan a mí, que yo los salvaré, pueblos del extremo de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro» (Isa. 45:22), dijo el hombre. «No vayan a ningún otro lugar, que no les servirá de nada», añadió. Y miró a Charlas; «joven, tiene usted un aspecto lamentable». Charles se extrañó; ningún predicador le había hablado así. Y el zapatero continuó: «Permanecerá usted en un estado lamentable mientras no siga al Pie de la letra este texto. Joven, vaya a Jesús y será salvo». Aquella noche Charles Spurgeon sintió que por primera vez había recibido la cálida verdad del evangelio. Estaba tan contento que volvió a casa cantando. Spurgeon se convertiría en el predicador más grande de Inglaterra, y bautizaría a más de catorce mil personas como fruto de sus predicaciones.*

¿Te sientes vacía y sin esperanza? ¡Ve a Dios, que él te salvará! Ora a Dios y cree en sus promesas. Pero ten la mente abierta, sin prejuicios, pues el medio que Dios puede utilizar para darte paz puede alejarse mucho del ideal, incluso de la lógica. Mantén una actitud siempre tolerante y espera la respuesta de Dios. Llegará, porque él es el más interesado en tu salvación.

“¿Te encuentras cansado? Pide a Dios fortaleza. ¿Estás frustrado? Cree en sus promesas. ¿Estás derrotado? Ora como si todo dependiera de Dios.” – Charles Spurgeon

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