Buscar...

sábado, 11 de junio de 2016

Matutina de la Mujer: Junio 11, 2016

SIÉNTATE EN LA PRIMERA FILA


“Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20).



NOS GUSTA CREER que tenemos el control de nuestra vida pero, a veces, se nos escapa de las manos, y nos convertimos en meras espectadoras de primera fila. Al menos, eso me ha pasado a mí.
Y en esas ocasiones he querido sentarme en la última fila para observar lo más de lejos posible, para distanciarme de la vida.

En lugar de pegar la nariz al cristal para ver bien de cerca mis propias experiencias, procuraba taparme los ojos cuando llevaba a mi padre, enfermo terminal de cáncer, a recibir ayuda médica minutos antes de morir; cuando acompañaba a una íntima amiga a buscar los resultados de una nueva mamografía; o cuando acudía a sentarme ante mis jefes, en lo que era la crónica de un despido anunciado. Cómo hubiera querido entonces haber estado sentada bien atrás, donde todo fuera tan borroso que resultara fácil pensar que no era mi realidad. Pero lo era.

Y ya que lo era, y que yo no podía hacer nada para cambiarla, debía saber convertirme en buena observadora, lápiz en mano, para tomar nota de cada aprendizaje. La vida es una gran maestra, que nos enseña las lecciones más profundas. Yo aprendí que cuando todo va bien, malo, porque corremos el riesgo de creer falsamente que estamos bien y no necesitamos nada; y cuando todo va mal, no es que sea bueno (porque el dolor y el sufrimiento no tienen razón de ser), pero puede ser un resorte que nos conduzca a la humildad y a la dependencia de Dios. Las películas de final feliz se van sin pena ni gloria; las que terminan mal, nos ayudan a ver nuestra necesidad real de un Salvador.

Martín Gelabert afirma: “La rendición, que nosotros pensamos equivale a la derrota, resulta ser el único camino a la victoria”, porque al rendimos definitivamente ante nuestra necesidad de un Salvador, vivimos vidas victoriosas. Por eso no tengas miedo a mirar tu vida de frente. Busca en el asiento de al lado al que puede acompañarte en el dolor, la enfermedad, el desamor, el fracaso, la frustración… Es difícil confiar en lo que no podemos ver, pero ahí está, tan real como la vida misma.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario