Buscar...

miércoles, 18 de mayo de 2016

Matutina de Adultos: Mayo 18, 2016

EL CLUB DEL BUEN SAMARITANO – SEGUNDA PARTE


<<Un samaritano que iba de camino, vino cerca de él y, al verlo, fue movido a misericordia. Acercándose, vendó sus heridas echándoles aceite y vino, lo puso en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuido de él. Otro día, al partir, sacó dos denarios, los dio al mesonero y le dijo: “Cuídamelo, y todo lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando regrese”>>. Lucas 10: 33-35



EL TITULAR CAPTARÍA la atención de cualquiera: <<Pareja pone a prueba la fe acogiendo a un depredador sexual. El vecindario, furioso de que un expresidiario se instale con una familia de
cuatro>> (South Bend Tribune, 2 de septiembre de 1999). Es la historia real de Nate Sims, agresor sexual soltado de la cárcel después de veinte años, y de Mark y Tammy LaPalme, cristianos recién convertidos que decidieron poner a prueba su fe y su compasión renacidas invitando a Sims, de 52 años de edad, se encontró viviendo en […] los exclusivos Riverview Estates con una pareja que confió en él lo suficiente como para darle un lecho al otro lado del pasillo frente a la habitación de juego de sus hijos. “Quedé atónito”, dijo recientemente Sims con una voz que parecía demasiado dulce para provenir de su cuerpo de 193 centímetros de altura. “Nunca nadie me echo una mano”>> (ibíd.). Pero no acaba ahí la historia, porque los vecinos se enteraron y el barrió no tardó en quedar empapelado con pasquines de color amarillo chillón que advertían  de la presencia de un depredador sexual en el lugar de los LaPalme. Siguieron cartas anónimas. La prensa se precipitó sobre aquella pacifica calle. Fue más de lo que Nate Sims podía soportar, y unos días después huyó.

Entonces, ¿Quién fue el prójimo de este relato moderno de buen samaritano? ¿Los iracundos moradores de Riverview Estates? ¿La prensa? ¿Qué pasaría si te dijera que la familia LaPalme era negra y que Nate Sims era blanco? No voy a decírtelo. La enseñanza radical fundamental de la parábola del buen samaritano está más que clara: cualquier persona necesitada es mi prójimo. Y <<amarás a tu prójimo como a ti mismo>> (Lev. 19: 18). Entonces, ¿Lo haces tú? ¿Lo hago yo?

¿Qué pasaría si todos ingresamos en el club del buen samaritano? Claro está que podíamos pasar de largo en nuestro vehículo y hacer como si no lo vimos. Pero ¿Qué pasaría si actuásemos con conciencia y pusiésemos en práctica nuestra compasión? Tengo un amigo que comienza cada día con esta discreta oración: <<Señor, llévame hoy a alguien a quien pueda decir una palabra amable o echarle una mano para ayudarle. Guíame a alguien que necesite un buen prójimo. No hace falta que yo salve hoy al mundo. Ruego únicamente que me permitas aportar algo a una vida. Amen>>.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario