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viernes, 25 de marzo de 2016

Matutina de Adultos: Marzo 25, 2016

Velas en la oscuridad


«Josafat tuvo miedo y humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. Se congregaron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová». 2 Crónicas 20: 3, 4



VOLABA YO DE VUELTA a casa, tras predicar en Sudáfrica. Nuestro avión sufrió un retraso en Johannesburgo, así que no despegamos hasta la una de la madrugada. Hay algunos tramos desprovistos de luces en la parte subsahariana del continente, oscuros como la boca del lobo cuando miras fijamente abajo. Pero de vez en cuando, parecía que salido de la nada, aparecía de repente el cuadriculado anaranjado de un centro urbano en rápido crecimiento en algún lugar de la noche africana. Negra noche, luz anaranjada.

Tú y yo podemos intentar realizar nuestra peregrinación a la tierra prometida solos, como una velita solitaria iluminando la noche. Pero con una noche tan oscura y premonitoria como la medianoche que ahora llega lentamente al último horizonte de la tierra, ¿no crees que este podría ser el momento oportuno para que los elegidos junten sus velas para convertirse en una cuadrícula anaranjada de luz en esta oscuridad?

«Lo que necesitamos en este tiempo de peligro son oraciones fervorosas mezcladas con una fe intensa, y confianza en Dios cuando Satanás arroja sus sombras sobre el pueblo de Dios. Todos deben recordar que Dios se complace en escuchar las súplicas de su pueblo, porque la iniquidad prevaleciente exige oraciones más fervorosas» (Mensajes selectos, t. 2, p. 427; la cursiva es nuestra).

¿No puede toda la iglesia acudir a la reunión de oración? No te preocupes. Seguro que hay otros siete u ocho como tú que estarían dispuestos a juntar sus velas una noche a la semana para pasar unos minutos cantando, estudiando la Biblia y orando. ¿No sabes cantar? Entonces, solo estudia y ora. ¿No sabes estudiar? Pero puedes orar. ¡E imagina la cuadrícula anaranjada de oración que las velas colectivas de ustedes formarán con su luz en la oscuridad creciente de esta hora!

Josafat y Judá se enfrentaban a un fiero enemigo que avanzaba. ¿Qué debían hacer ante la creciente oscuridad? Como describe nuestro texto, el mandatario convocó a su pueblo a una reunión de oración, y este acudió, incluidos los jóvenes y los ancianos, de todas partes. «No sabemos qué hacer», suplicó el rey ante Dios, «y a ti volvemos nuestros ojos» (vers. 12). ¿En quién mejor fijar nuestros ojos de noche que en el Omnipotente? Doce, siete, cuatro, dos de ustedes: encuentra a alguien con quien unir tu vela. Agrupémonos para invocar a la Luz del mundo por el bien de esta noche del mundo.

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