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jueves, 24 de diciembre de 2015

Matutina de la Mujer: Diciembre 24, 2015

Una Navidad sin comida


Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Filipenses 4:19



¿Has tenido la experiencia de vivir lejos de tu país y de tus seres amados? Si esa es tu experiencia, podrás identificarte conmigo, pues sabes que no es fácil. En la historia sagrada encontramos a jóvenes como Daniel, Ester y José que fueron extranjeros. Jesús mismo vino a ser extranjero: ¡Ah, hermoso niño de Belén!, Varón de dolores, dispuesto a dar su propia vida. Como sabrás, no eres la única persona.

Cuando decidí cursar mis estudios universitarios, no contaba con ayuda económica de ninguna fuente. Decidí viajar a Costa Rica y estudiar en la universidad adventista UNADECA. Allí, Dios abrió el camino para que pudiera estudiar y trabajar. Fue una experiencia maravillosa e inolvidable, aunque en muchas ocasiones no todo era de color de rosa. Mientras algunos viajaban en las vacaciones a sus hogares, yo tenía que trabajar para pagar la colegiatura, y no había dinero para un boleto de autobús.

Durante la Navidad de 2001, a pocos meses de terminar mi carrera, me vi en una situación difícil. Junto a otra compañera había pasado unas semanas sin dinero, y ahora no teníamos dinero ni comida. Nada. Era la tarde del 24 de diciembre. Conversábamos de la situación y decidimos caminar, para luego volver y dormir. Pero Dios había visto nuestra situación, ¡y esa tarde nos envió un ángel! La esposa del pastor Hein, una anciana con voz suave y tierna, nos dijo: “¡Ay, mis hijas! ¡Tanto que trabajan y que nadie les dé un regalo!”. Nos dio setecientos colones, equivalentes, en esa época, a unos tres dólares. Sentí que rebalsaba de gozo y gratitud. Le agradecimos, y agradecí a Dios por su amor, pues él vio, y suplió, nuestra necesidad. Las circunstancias pueden separarnos de todo amigo terrenal, pero ninguna distancia, ni circunstancia, puede separarnos del Consolador celestial.

Nunca he olvidado aquella Navidad. Posiblemente hoy festejes con abundancia de comida y regalos, pero recuerda que hay muchos que un tendrán ni un bocado de pan. Tú puedes ser el ángel que Dios envíe para saciar la necesidad de otros. Y si te encuentras necesitada, espera en él, que Dios no fallará en cumplir sus promesas.

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