Sobrevuelo en Natrón
Experimenta: ¿De qué sirvió al pelícano echarse un chapuzón donde quería?
Un pelícano sobrevuela el lago Natrón, en Tanzania. Sus aguas tranquilas parecen un espejo desde el aire. No entiende por qué todo se ve tan rojo y sin movimiento. Apenas se divisan algunos flamencos que tranquilamente meten y sacan sus picos del agua. No perderá nada si prueba un poco de esa agua. Decide acuatizar, sin saber lo que le espera. A medida que desciende, su mismo reflejo lo entusiasma tanto que se deja caer al agua, como cuando un pajarillo se estrella con un cristal. Pero el agua de Natrón tiene una temperatura de 60 °C y está repleta de carbonato de sodio, sustancia que se usaba como conservante para las momias. El ave no sabe que acaba de probar el agua de la muerte. Lo que pensó sería un gran día, terminó en su propia muerte.
Lo mismo ha sucedido a cientos de aves. Menos a los flamencos, que atrevidamente meten el pico en esas mortales aguas para sacar las algas rojas que ahí abundan, y las filtran con el pico. Al parecer, son los únicos sobrevivientes del lugar.
Muchas veces «sobrevolamos» lo que parece atractivo y prometedor. Pasas, al doblar la esquina de tu calle, entre esos muchachos que se juntan a beber alcohol; fente a la televisión, con el control en la mano; pasas el cursor de la computadora sobre esa fotografía que te llevará a otro sitio de Internet. Hasta que tus ojos ya no pueden dejar de mirar en esa dirección y decides probar, sabiendo que caes en las trampas de Satanás.
Tu decisión es la que cuenta. nadie puede obligarte a hacer algo que no quieras y si no quieres, y sabes cuánto daño te harás, o al menos lo imaginas, aléjate antes de que pierdas el control de tu vida.
Sobre el territorio que cuida Jesús hay vida en abundancia. Ahí no correrás peligro de muerte eterna
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