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domingo, 11 de octubre de 2015

Matutina de Adultos: Octubre 11, 2015

Cultura y religión


“Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8)


La respuesta a esta pregunta de Jesús, la podemos encontrar en lo que sigue.

En diciembre de 1976, el escritor estadounidense de origen judío Saúl Bellow, pronunciaba una conferencia en la Academia Sueca, tras ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura. El cronista que cuenta el hecho lo narra así: “Bellow se encaró con el tema ‘El escritor y la sociedad’ y como un profeta bíblico acusó: ‘Los escritores actuales estamos traicionando a la humanidad, el novelista moderno se ha apartado de lo fundamental, de lo esencial, de lo perdurable en las turbulencias del siglo XX. Durante casi un siglo, la literatura ha estado usando las mismas ideas, mitos, estrategias. Ensayo tras ensayo, libro tras libro, nos va ofreciendo los mismos pensamientos de Baudelaire, Nietzsche, Marx, Freud que ya apenas nos representan. Son como los viejos monstruos de un museo paleontológico. La lucha del escritor tendría que ser mostrar esas inmensas ansias comunes de definir más completa, coherente y claramente lo que es el ser humano, quiénes somos y para qué es la vida’ ” (José María Carrascal, El País, 15-12-1976, p. 33).

Hoy, las obras de muchos escritores famosos alcanzan ediciones que pueden llegar al millón de ejemplares. Traducidas a las principales lenguas modernas, se leen en muchas partes del mundo y ejercen su impacto cultural lento pero profundo en la sociedad. Muchos de ellos se declaran ateos dogmatizantes o, en el mejor de los casos, agnósticos e independientes; todos han marcado ideológicamente a nuestros contemporáneos.

Ser ateo no significa ser más sabio ni más inteligente. Mario Vargas Llosa confesó: “La cultura no ha podido reemplazar a la religión porque en nuestro tiempo, la cultura ha dejado de ser una respuesta seria y profunda a las grandes preguntas del ser humano sobre la vida, la muerte, el destino y la historia. Por más que ciertos brillantísimos intelectuales traten de convencernos de que el ateísmo es la única consecuencia lógica y racional del conocimiento, el ser humano común y corriente seguirá encontrando en la fe aquella esperanza de una supervivencia más allá de la muerte a la que nunca ha podido renunciar. La religión no solo es lícita, sino indispensable en una sociedad democrática” (El País, 28-08-2011).

La fe sigue siendo necesaria hoy.

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