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viernes, 25 de septiembre de 2015

Matutina de la Mujer: Septiembre 25, 2015

La Recompensa de la Honradez


El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada. Proverbios 11:1



En septiembre de 2013, Glen James encontró en la calle una mochila con más de 42.000 dólares en efectivo y cheques de viajero, que entregó a la policía. A pesar de que Glen vivía de limosnas en las calles de Boston desde 2005, cuando perdió el cargo que había tenido durante trece años en un tribunal, devolvió lo que no le pertenecía.

“No soy de muchas palabras –dijo cuando lo entrevistaron–, porque soy tartamudo, pero debo decir que, aunque estuviera desesperado por dinero, jamás hubiera guardado un solo centavo del dinero que encontré… Tengo principios religiosos, y Dios nunca me ha desamparado. Me sentí muy bien al devolver esa mochila. Aprovecho para agradecer a los peatones desconocidos que pasan a mi lado y me ayudan”.

Edward F. Davis, jefe de la policía de Boston, dijo que el gesto de Glen James era un extraordinario tributo a la honradez.

La vida de Glen cambió ese día. No solo llegó a ser famoso por su honradez, sino que Ethan Whittington, de Virginia, se conmovió de tal modo con la historia, que abrió un sitio en Internet para recaudar fondos en favor de Glen. Las donaciones comenzaron a llegar de todas partes del mundo. Para noviembre ya se habían recibido cerca de 200.000 dólares. Para esta fecha, la cantidad debe ser mucho mayor; y Glen James ya tendrá su propia casa, y habrá aceptado uno de los muchos ofrecimientos de trabajo que le deben de haber llegado.

Una historia conmovedora, ¿no te parece? ¡La honradez y los principios fieles de este hombre lo hicieron rico de la noche a la mañana! ¿Será que debemos ejercer la honradez para recibir recompensas materiales? “Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Tim. 6:6-8).

“Nuestra vida debe estar oculta con Cristo en Dios… Dondequiera que estemos, debemos dejar resplandecer nuestra luz, para gloria de Dios, en buenas obras. Tal es el grande e importante interés de nuestra vida” (Obreros evangélicos, p. 386).

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