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viernes, 28 de agosto de 2015

Matutina de Adultos: Agosto 28, 2015

La fe profética de nuestros padres


“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pedro 1:19).



Una vez, en Santa Cruz de Tenerife (España), un periodista que me estaba entrevistando, después de hacerme las preguntas rutinarias habituales, me dijo: “Dígame, ¿es la Iglesia Adventista un producto más de la colonización religiosa de los Estados Unidos de América?” La respuesta a esta pregunta tenía que demostrar cuáles eran las verdaderas raíces de nuestra iglesia. Como organización religiosa tenemos un origen reciente, pero nuestra principal doctrina que da nombre a nuestra iglesia es la recuperación para el cristianismo contemporáneo de una verdad inherente al mensaje de Cristo y compartida por todos los creyentes, desde el Edén hasta nuestros días.

La Biblia es un mensaje de promesa y la historia de la salvación es la historia de la promesa divina que crea un estado de expectativa y mantiene la certeza en el corazón de los creyentes. Todo el Antiguo Testamento está orientado hacia el anuncio profético del advenimiento del Mesías. Por lo menos, 1.527 veces se hace mención del advenimiento en el Antiguo Testamento. La espera es parte de la esencia del advenimiento. El Nuevo Testamento también es un mensaje de esperanza en el segundo advenimiento del Salvador, citado 319 veces en sus textos. Oscar Cullmann dice al respecto: “Esperar según el Nuevo Testamento no puede ser otra cosa que esperar en su advenimiento. Sacrificar la esperanza de la iglesia, o reemplazarla por otra esperanza, es abandonar al mismo tiempo la verdadera fe porque es destruir el esquema de la Historia de la salvación que constituye el comienzo, el centro y el final de la Biblia” (Le rétour du Christ, p. 19).

La fe en la segunda venida de Jesús ha existido a lo largo de la historia de la iglesia, como dice Le Roy Edwin Froom en The Prophetic Faith of our Fathers [La fe profética de nuestros padres]. El cristianismo genuino es necesariamente adventista; lo dice Karl Bath: “El cristianismo que no sea totalmente y en su integridad escatología (esperanza) no tiene nada en absoluto que ver con Cristo” (Der Römerbrief, p. 298).

“Estas son nuestras verdaderas raíces –le dije al periodista–, el haber nacido coyunturalmente en los Estados Unidos es una simple eventualidad histórica”. La palabra profética es una prueba contundente de que hay un Dios en los cielos…

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