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martes, 18 de agosto de 2015

Matutina de Adultos: Agosto 18, 2015

Decálogo de la excelencia


“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha”. (Efesios 5:25-27).



Hoy quiero presentarte el Decálogo de la excelencia de la iglesia que Jesús ama, un pueblo cuyo ideal es presentarse ante el Señor sin “mancha ni arruga ni cosa semejante”:

1. La iglesia no es perfecta pero la amamos. Cuando la criticamos sin amor, nos infligimos un castigo a nosotros mismos. Solo la crítica nacida del amor puede generar cambios positivos.

2. La excelencia es condición para la supervivencia. Para la iglesia, la excelencia es mucho más que un ideal que hay que alcanzar, es imprescindible para sobrevivir.

3. La excelencia se aplica a todos los individuos y dominios. Tiene siempre carácter global.

4. Excelencia en la cantidad y en la calidad. Buscar la cantidad sin la calidad puede ser un signo
de hipocresía. Buscar la calidad sin la cantidad es un signo de exclusivismo sectario.

5. La evangelización, un factor de equilibrio. Es la razón de ser de la iglesia y un factor de equilibrio frente a las agresiones del mundo.

6. Los tiempos difíciles revelan el carácter de la iglesia. Son la balanza que pesa la calidad de nuestros planes y hombres, forja de nuestros valores morales y espirituales, una apelación a la autocrítica, un altar donde ofrecer amor y consagración a Dios.

7. El éxito no es jamás fruto de la improvisación. Es el resultado de la reflexión inteligente, del esfuerzo perseverante y de la dependencia de Dios.

8. La iglesia es una expresión individual y colectiva de una fuerza serena y constructiva.

9. El mejor modelo de iglesia es el resultante de la adecuación de la iglesia de ayer a las exigencias de hoy, mientras prevenimos la iglesia de mañana.

10. Hay que sentirse orgulloso de una iglesia inconformista con ella misma, que no quiere ser tibia; que, aunque se la califique de cuitada, miserable, pobre, ciega y desnuda, está vestida de vestiduras blancas porque Cristo es su ideal de excelencia.

Pidamos a Dios que nos ayude a dar lo mejor a su iglesia.

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