La importancia de las líneas
Experimenta: ¿Habrá alguna línea que te diga dónde están los límites de tu vida?
Mientras viajábamos en auto nos topamos con un camión y varios hombres que impedían el paso por uno de los carriles. Pintaban las señales del pavimento, así que avanzaban lentamente. Mientras el camión chorreaba la pintura sobre el pavimento, un trabajador observaba y otro medía la distancia entre las líneas. Cuando pasamos a su lado me pareció que su trabajo era muy aburrido.
Días después tuve que conducir, en una noche oscura, con camiones pesados en sentido opuesto, sin alumbrado público, con lluvia, por una carretera reducida y… ¡sin marcas en el pavimento! Pasé algunas de las horas más tensas de mi vida detrás del volante aquella noche. Entonces recordé a aquellos hombres y su camión de pintura.
Aquel trabajo no parece divertido. Sin embargo, esas «simples» líneas blancas, amarillas y rojas son detalles importantísimos para el tránsito y los conductores. Indican por dónde llevar el vehículo e impiden invadir el carril contrario o salir de la carretera; es decir, establecen los límites para cada automóvil.
También hay límites demarcados para tu vida. Son los Diez Mandamientos. Cada una de sus palabras la grabó el mismo dedo de Dios, ¡sin errores! La idea de obedecerlos es que conduzcas tu vida por un camino delineado perfectamente, para que sepas hacia dónde ir y qué hacer sin temor a sufrir un accidente.
Quien sabe conducir un automóvil, sabe que debe guiarse por las líneas de la carretera. Quien sabe conducir su vida, sabe que debe guiarse con los límites que la Ley de Dios indica.
Si crees en Dios, conduce tu vida por sus caminos y evítate «accidentes».
«Has declarado hoy que el Señor es tu Dios, y has prometido seguir sus caminos y cumplir sus leyes, mandamientos y decretos, y obedecerlo siempre» (Deuteronomio 26: 17)
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