La venganza es amarga, nunca dulce, aunque comas «fruta milagrosa»
Experimenta: ¿Has escuchado hablar sobre la fruta milagrosa de África occidental?
Es una baya roja que tiene la capacidad de convertir el sabor ácido o amargo en dulce después de comerla. Contiene en su pulpa una glicoproteína, llamada miraculina, que se enlaza a las papilas gustativas de tu boca y enmascara el sabor ácido y amargo de cualquier alimento, haciendo que lo sientas dulce al comerlo. El efecto dulce de la fruta milagrosa dura entre 30 y 60 minutos nada más. Después tu boca vuelve a percibir los sabores amargos y ácidos igual o más que antes de comerla; tampoco cambia para siempre tu gusto. Por esa razón, muchos dicen que esa fruta solamente sirve para engañarse un rato.
Esto me hace pensar en la venganza. Cuando una persona nos causa daño, nuestra naturaleza humana genera un deseo amargo de hacer que dicha persona sufra también.
Algunos dicen, sin saber lo que significa, que la venganza es dulce. Pero nada tiene de dulce. Si lo permitimos, el diablo nos hace sentir por un tiempo que la venganza produce resultados dulces. Pero el enemigo de Dios no es eterno, así que cuando pasa el efecto, descubrimos que fuimos engañados y sentimos la amargura y el dolor, verdaderos sabores de la venganza. La amarga venganza causa muchos problemas con nuestra familia y amigos.
La idea de hacer pagar a otros lo que nos han hecho para que vean lo que se siente, no proviene de nuestro Dios. El Dios en quien tú y yo creemos es el que hace Milagros. Si se lo permites, puede pelear tus problemas por ti, porque así lo prometió. Decídete a confiar en la justicia del Todopoderoso. No repitas el daño que te hicieron; mejor deja que el Señor haga un milagro de perdón en tu vida. Sus efectos sí son realmente dulces y para toda la vida.
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