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domingo, 1 de marzo de 2015

Matutina de Menores: Marzo 1, 2015

Me preocupa el hipo


Experimenta: ¿Sabes cómo se quita el hipo?

Seguramente habrás intentado beber lentamente un vaso de agua sin respirar, o habrás asustado a la persona con hipo. Una compañera de trabajo me pidió que orara por su papá, ya que hace dos días que tenía hipo. Lo llevaron al hospital y estuvo ahí toda una semana con hipo. No podía dormir, comer o beber agua. Estaba muy desesperado y triste por su problema, a pesar de haber hecho todo lo que le recomendaban.

El hipo comienza cuando los músculos que usas para respirar se contraen repentinamente, sin motivo. Esto obliga a tus cuerdas vocales a producir el ruido que ya conoces, viene de la glotis, al cerrarse bruscamente.

Aunque en muchos casos el hipo persistente puede ser síntoma de hasta 150 enfermedades, en realidad el molesto hipo pasajero carece de sentido y nadie sabe hasta ahora por que se da

Una preocupación es igual de inútil. Provoca que los músculos de la respiración se contraigan y tu mente no se concentre en otra cosa que no sea dicha preocupación. Te roba el sueño y en algunos casos hasta el hambre.

Quizá la preocupación por lo que harás después de la secundaria te moleste como un hipo constante, o cómo solucionaras ese problema en el que te metiste, o peor aún, como se lo dirás a tus padres. Aunque tu ansiedad es síntoma de que algo anda mal en nada te ayuda; por el contrario, te complica las cosas, provoca desesperación y tristeza.

Jesús dice que de nada sirve inquietarse. Nuestras preocupaciones no tienen poder para cambiar lo que suceda. Él recomienda que, en lugar de preocuparte, primero lo busques y pongas tus problemas en sus manos. En consecuencia, solucionara tu problema. Quitarte el hipo es tan complicado como calmar tu preocupación, pero si sigues el consejo de Jesús, al final lo lograras.

 «En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿Cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?» (Mateo 6:27)

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